La crisis de la UD Ibiza se ha acentuado de manera preocupante. El equipo celeste cayó este domingo en Málaga (1-0), por lo que encadena ya cuatro jornadas consecutivas sin ganar, en las que sólo ha sumado dos de 12 puntos. El conjunto ibicenco no sabe lo que es ganar desde hace un mes, cuando se impuso al colista, el filial del Granada, con más pena que gloria en una de sus peores actuaciones de la temporada. Con esta derrota, ve cómo el liderato se dispara a cinco puntos después de que el Castellón no fallase ante el San Fernando (1-0).
La primera mitad fue una lucha entre gladiadores. Las ocasiones de gol brillaron por su ausencia y la batalla física imperó por encima de cualquier acción de bella factura. Los dos equipos se dejaron la piel sobre el campo y la igualdad fue la tónica dominante en un primer tiempo donde los porteros fueron prácticamente meros espectadores.
Las oportunidades más claras se saldaron con fuera de juego, por lo que las dos buenas paradas que hizo Herrero ni siquiera contabilizaron para la estadística. La primera de ellas no tardó en llegar. A los dos minutos, una falta lateral peinada al segundo palo permitió a Escassi rematar a placer en el área pequeña. El guardameta demostró sus reflejos al meter la mano arriba para mandar la pelota por encima del larguero, pero la jugada se invalidó por posición antirreglamentaria del central celeste.
La primera aproximación local se produjo a los ocho minutos. Los malaguistas no veían claro cómo hacer daño y decidieron probar con un disparo exterior de Kevin desde el vértice del área. Sequeira no tuvo problemas para atrapar el tiro raso al palo corto. Más clara fue la que tuvo Dioni Villalba superado el primer cuarto de hora de juego tras recibir un pase de la muerte de Dani Lorenzo que remató excesivamente desviado.
La mejor de la Udé se produjo en el ecuador de este primer periodo. Obolskii remató fuera en el primer palo un centro de Eugeni desde la derecha. Ese remate y un disparo lejano y centrado de Javi Jiménez que atrapó Herrero.
Cumplida la media hora de juego, Dani Lorenzo pudo desnivelar la balanza. Recibió un pase entre líneas de Manu Molina, exjugador de la UD Ibiza, pero remató en posición forzada al portero. Fue la última aproximación de peligro de una primera mitad que se saldó sin goles.
Nada más arrancar la segunda parte, todo cambió. En una falta lateral a favor de los pitiusos se produjo una contra letal que permitió a Kevin Medina meterse solo en el área. Rubén Díez trató de cortar su disparo y al meter el pie pitó penalti el árbitro, una pena máxima bastante rigurosa. Dioni asumió la responsabilidad desde los 11 metros y envió el balón a la escuadra, firmando así el 1-0.
El tanto sentó como un jarro de agua fría en las filas visitantes. Con todo, Eugeni trató de nivelar rápidamente la contienda con un chut lejano que se marchó fuera pero muy cerquita de la escuadra. El equipo de Guillermo Fernández Romo no supo reaccionar. Y eso que el cuadro andaluz perdió a Manu Molina, su brújula, por lesión en el minuto 62. Aun así, la Udé no halló la forma de dominar el partido ante un Málaga que dejaba claro por qué es el equipo menos goleado como local.
El técnico de la UD Ibiza introdujo en el campo a Suleiman y Olabe a falta de un cuarto de hora para el final. Se trataban de cambios naturales que no alteraban lo más mínimo el esquema de un conjunto ibicenco que navegaba a la deriva. Tampoco mejoraron las cosas con la entrada de Arturo y Cedric en la recta final, que ocuparon el sitio de Soko y Obolskii.
Así las cosas, la Udé fue incapaz de poner en peligro la portería de un Málaga que se apuntó los tres puntos. Los andaluces, terceros, se ponen a cuatro puntos de una UD Ibiza inmersa en una preocupante crisis en el peor momento posible.