Dar la vuelta a Ibiza corriendo en siete días. Ese fue el reto que se propuso Alexandro Bello. Siete etapas de aproximadamente 21 kilómetros, una iniciativa que, aunque puede parecer sencilla para los profesionales, fue toda una gesta para alguien que lleva apenas un año en el mundo del running.
Este venezolano de 27 años, que reside en Madrid, pero que lleva cuatro veranos viniendo a hacer la temporada en la isla, se embarcó en esta idea con el objetivo de probarse a sí mismo y promocionar el running. Para Bello este deporte ayuda a superar muchas cosas: «Creo que lo que más aporta a las personas que empiezan a correr es el hecho de hacer las cosas con un propósito, de saberse capaces y más fuertes cuando hay un sentido de solidaridad, un lado más humano y en lo personal saber que no hay límites».
En su caso, empezó apoyando la lucha contra el Cáncer. «La mamá de mi exnovia murió de cáncer hace tres años. Y el año pasado en Madrid me inscribí en unos 10k que eran en apoyo a la lucha contra el cáncer. Empecé a correr con ese propósito, apoyar en esa lucha. En San Antonio también participé en un 5K contra el cáncer de mama. Me gustó la sensación de correr apoyando una causa y desde entonces no he parado», relata.
Así, con esa idea, fundó Runaïa, una especie de club social que tiene el running como vehículo de conexión. Se formó también un grupo de amigos que empezaron a quedar para entrenar juntos y participar en las carreras populares de la isla.
Las siete etapas
Y dentro de ese ambiente sano y de running llegó a esta idea de dar la vuelta a la isla. En total fueron 149 kilómetros con siete etapas. La primera, el lunes 1 de septiembre, desde el puerto de Ibiza hasta Santa Eulària. El día siguiente conectó la Villa del Río con sa Vicent de sa Cala. El miércoles, desde la cala hasta Portinatx. La cuarta etapa fue de Portinatx al Port de Sant Miquel. Desde Sant Miquel corrió hasta Sant Antoni. Quedaban dos etapas, desde Sant Antoni hasta el mirador de es Vedrà y una última jornada de vuelta a Vila.
Era un reto en solitario, pero en el que estuvo muy acompañado pues sus amigos se fueron sumando durante diferentes etapas para acompañarle y apoyarle. Incluso las tres últimas etapas las hizo íntegras con un compañero.
Al ser preguntado por cómo vivió estos días, explica: «Realmente fue muy duro, en algún momento pensé que mi cuerpo no iba a poder. Hay muchas cuestas en Ibiza. Pero la verdad que cada día que me levantaba, mis piernas estaban ligeras. Todo el mundo me preguntaba si no me dolían y la verdad es que no. No sé si por el nivel de concentración y enfoque en el reto o por el hecho de que en mi cabeza siempre pensé que lo haría solo y me encontré con que mis amigos me acompañaron».
«Siempre tuve alguien durante los siete días. Se levantaron temprano, me apoyaron, estuvieron ahí dándome agua, geles, guiándome en las rutas... Eso me daba mucho ánimo, demasiado ánimo diría yo. Ver cómo en redes sociales nos apoyaban y en los puntos de salida había gente para correr, era... Ni siquiera pensaba en el cansancio y la verdad que mi cuerpo se regeneraba muy bien en el descanso. El último día fue uno de los más duros por la fatiga y la humedad, pero aún así se completó gracias al ánimo que me dio la gente».