El Sa Real Instalaciones Arévalo se quitó una espinita este domingo y logró imponerse a su bestia negra. Los colegiales se llevaron el derbi ante el Inca por 82-77 en un partido en el que hubo de todo, pero, sobre todo, emoción.
El choque arrancó con el conjunto ibicenco muy centrado. Los primeros minutos fueron de dominio local, llegando a disfrutar de una renta de hasta ocho puntos (17-9). Sin embargo, el equipo de Ángel Pascual entró entonces en una fase de relajación que los mallorquines aprovecharon para apretar el marcador hasta el 22-19 al final del primer cuarto.
La desconexión local se mantuvo en el arranque del segundo periodo. El Sa Real se había ido del partido y era el Inca quien jugaba a su antojo. Los visitantes encontraron facilidades para darle la vuelta al electrónico y marcharse al descanso con un preocupante 34-42.
Tras el paso por vestuarios, el Sa Real cambió la actitud y salió decidido a recuperar el control. No tardó en igualar el duelo (44-44) y, después de unos minutos de intercambio de canastas, un tramo final muy acertado permitió a los ibicencos cerrar el tercer cuarto con ventaja (63-58).
El buen hacer local continuó y, a falta de poco menos de nueve minutos, alcanzaron la máxima diferencia del choque: 70-60. Pero el partido aún guardaba emoción. Los mallorquines fueron reduciendo la distancia hasta situarse 74-72. Restaban cuatro minutos y llegó entonces un inesperado recital de fallos: ninguno de los dos equipos era capaz de anotar. La sequía se prolongó casi hasta el final.
Nacho Martín la rompió desde la línea de tiros libres a falta de 26 segundos (76-72). El duelo se resolvió en un final de auténtico infarto. El Inca tuvo un triple para forzar la prórroga con 80-77 a dos segundos del final, pero el balón no entró. El propio Martín sentenció anotando dos tiros libres más cuando el tiempo ya expiraba. Una victoria importantísima para un Sa Real que vuelve a sonreír.