La SD Ibiza vive su mejor momento. El conjunto de Raúl Casañ está lanzado y en las últimas semanas las alegrías no paran de sucederse. No pierde desde el 9 de noviembre y son ya cinco jornadas sumando —cuatro victorias y un empate— para salir de los puestos de descenso y escalar hasta la octava plaza de la tabla. Ahora, con 21 puntos, está a la misma distancia del playoff que del descenso.
Este crecimiento se cimenta en varias patas. Una de ellas es el cambio de casa a Sant Rafel. Desde que los de Vila se mudaron de municipio, sólo celebran victorias en la isla. Son cuatro partidos seguidos como locales ganando, para convertir el municipal rafeler en todo un fortín.
La otra es la mejoría en defensa. En las últimas cinco jornadas, los rojillos sólo han encajado un gol, el recibido el domingo en Barbastro, en una jugada en la que el guardameta debutante Sebas Arenas no estuvo fino. El cerrojo ibicenco está siendo destacable y eso hace que, aunque no estén llegando muchos goles, sí lo hagan las victorias.
Además, en esta serie de cinco partidos sin perder hay un empate, conseguido en casa del líder, el Poblense. Un punto muy valioso que en su momento sirvió para reforzar una moral que ya había empezado a subir.
Primer triunfo a domicilio
Casi todo parece sonreír a los de Raúl Casañ que, pese a tener bajas, consiguen ir sacando los resultados y superar las barreras mentales que pudiese haber. La última, la de lograr la primera victoria fuera de casa. Un triunfo que llegó con remontada y con un gol en el tiempo de descuento. Otro chute anímico para encarar el último partido del año de la mejor manera posible.
Este domingo, Sant Rafel vuelve a erigirse como protagonista para recibir al penúltimo clasificado, el Atletic Lleida. Un partido propicio para que la SD Ibiza logre un nuevo triunfo ante su afición y despida 2025 con unas grandes sensaciones. Obviamente no será sencillo, pues en esta categoría ningún encuentro lo es, pero sí se llega con la sensación de que los ibicencos pueden sumar su sexta jornada seguida sin perder.
El equipo está con la flecha para arriba y todo es muy diferente a la realidad que se vivía por el mes de octubre, cuando se encadenaron seis partidos sin ganar para caer al fondo de la clasificación. Desde entonces, un crecimiento ilusionante para un equipo que sabe que su objetivo no es otro que la permanencia.
Cerrar diciembre con una victoria es fundamental para que la plantilla se marche al parón navideño con la moral por las nubes, ya que la primera prueba de 2026 será una de las más duras del curso: la visita al Barça B. Este encuentro será, además, el último de la primera vuelta.
Enero será un mes de rivales catalanes, pues tras el filial blaugrana visitará la isla el Olot, el calendario sigue con la salida a Terrassa y el Espanyol B en casa. Todo esto antes de que en febrero se dispute el primer derbi de la segunda vuelta en Porreres.
Pero eso queda todavía muy lejos. Primero hay que pensar en superar al Atletic Lleida y en despedir el año con un nuevo triunfo en Sant Rafel.