Con el argentino Messi en el campo, el Barcelona es más fuerte y mejor equipo, certeza que se volvió a cumplir en la semifinal del Mundial de Clubes, ya que la entrada del argentino en acción, tras ser suplente, contribuyó de forma notable para que su equipo se impusiera por 1-3 al Atlante mexicano y alcanzase la final del torneo.
El Barcelona se medirá el sábado ante el Estudiantes de La Plata argentino en la final esperada y deseada también por la organización, en el que será el enésimo pulso entre el fútbol europeo y suramericano, con lo que una vez más el representante de la Concacaf se quedará a las puerta de la final.
Las cosas se le pusieron bien al Atlante cuando en una jugada que el Barcelona ha padecido en los últimos meses, sacó el máximo provecho de un balón alto en largo.
Ni el barcelonista Márquez ni aún menos Dani Alves estuvieron atentos a la pelota, no en cambio Guillermo Rojas, que hizo un sombrero a Valdés en la salida desesperada del meta azulgrana y cuando el balón estaba a punto de salir fuera, el delantero mexicano puso el pie izquierdo para introducirlo en el fondo de las mallas (0-1).
El balón, a partir de entonces, se quedó casi en exclusiva bajo el dominio del equipo azulgrana, que en esta ocasión fue el Barcelona, pues el Atlante vistió la tercera zamarra, azul celeste, a excepción de un par de jugadas en este primer tiempo.
Después de esta nueva ocasión de gol del Atlante, el equipo de José Cruz se vio claramente superado por el rival, aunque mostró mucho orden en defensa, alejó a los barcelonistas del área y sólo padeció en algunos lanzamientos desde larga distancia, cuando Ibrahimovic e Iniesta lo intentaron en el minuto 24 y en el 25, respectivamente.
Antes, Ibrahimovic forcejeó en una disputa con el balón con el meta argentino del Atlante, Federico Vilar, pero el atacante del Barcelona no encontró un buen centro cuando el cancerbero estaba fuera de su portería.
La constancia y tesón del Barcelona tuvo su premio en el minuto 35, cuando Sergio Busquets marcó el tanto del empate (1-1) después de peinar el balón Touré Yaya.
En la última jugada de la primera parte, la más elaborada hasta entonces, Dani Alves tuvo en sus botas el gol, pero envió el balón al lateral de la meta de Vilar. En el segundo tiempo, Guardiola aguardó unos minutos para ver cómo afrontaba su equipo la segunda parte y en el 54 se decidió por un doble cambio que rompió el partido. Entró Messi, ante el delirio de la afición, y también Gerard Piqué, por Touré y Rafa Márquez, respectivamente.
En la siguiente acción, Messi recibió dentro del área, regateó al portero y con un disparo cruzado envió el balón al fondo de las mallas (1-2) ante la algarabía en el estadio, completamente lleno y entregado al astro argentino del FC Barcelona.
Este sí que fue un duro mazazo para el Atlante, que entendió que su participación en el Mundial de Clubes se había finiquitado, aunque Rojas en el 59 elevó el ánimo de los suyos con una internada en solitario que por poco no acaba en gol y otra de Rafa Márquez en el 74, que en mano a mano con Valdés acabó con una afortunada actuación del portero del Barca.
A pesar de estos instantes, el Barcelona volvió a hacerse dueño del partido en una brillante acción de Iniesta desde la banda. El manchego colocó el balón a los pies de Pedro Rodríguez, acción que el tinerfeño no desaprovechó para marcar gol (1-3) y convertirse en el primer barcelonista en marcar gol en todas las competiciones posibles en una misma temporada.