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Mundial de Baloncesto de Turquía 2010

Tunceri hace un milagro y Turquía jugará por la medalla de oro

Los jugadores de la seleccion de Turquia celebran su victoria en la semifinal del mundial de baloncesto 2010. | Efe

| Estambul |

Serbia 82

Turquía 83

Serbia (20+22+21+19): Teodosic (13), Tepic (5), Bjelica (2), Krstic (15) y Velickovic (8) -equipo inicial-, Rasic (2), Markovic (2), Savanovic (15), Keselj (18), Perovic (2) y Macvan.

Turquía (17+18+25+23): Onan (14), Ilyasova (6), Tunceri (12), Asik (5) y Turkoglu (16) -equipo inicial-, Guler (3), Erden (9), Gonlum (6) y Arslan (12).

Àrbitros: José Carrión (PUR), Pablo Estévez (ARG) y Reynaldo Mercedes (DOM). Eliminaron a Ilyasova y Krstic por cinco personales.


Turquía jugará por la medalla de oro del Mundial de baloncesto después de que Tunceri hiciera un milagro y ganara un partido, 82-83, que fue perdiendo durante 37 minutos ante una selección serbia que lo hizo casi todo bien, menos gestionar los últimos segundos de partido.

A falta de 4.3 segundos para el final de partido, Velickovic anotó el que pareció definitivo 82-81, pero lo que Teodosic te da, Teodosic te lo quita y un imperdonable y garrafal fallo defensivo, permitió a Tunceri conseguir una sencilla bandeja a cinco décimas para la conclusión del partido, 82-83.

Antes, durante 37 minutos, Serbia mandó y fue por delante en el marcador, dejando constancia de su puntería y de su calidad.

Antes, la enorme presión ambiental del pabellón Sinam Erdem repleto con quince mil aficionados animando a su selección, no le sentó bien a Turquía. Los jugadores serbios, acostumbrados a ambientes calientes desde pequeñitos, se encontraron como pez en el agua y suyas fueron las primeras ventajas en el marcador, 12-6 en el minuto 5.

Turquía, que contaba sus partidos por victorias en el Mundial, nunca había estado tan abajo en el marcador y comenzó a sentir la presión, mientras que Serbia manejó la situación con su habitual maestría.

Ataques largos, o ataques rápidos a primera opción, Serbia siempre encontró un tirador en todas las jugadas. Turquía, por el contrario, comenzó a depender demasiado de Turkoglu, ante la desaparición en la escena ofensiva de Ilyasova.

El técnico serbio Dusan Ivkovic comenzó a mover sus cartas y a proponer una defensa en zona para ver la reacción de sus rivales. Turquía aceptó la apuesta y pasó a defender en zona. Las fuerzas se igualaron, pero los serbios se fueron al término de los primeros diez minutos con tres puntos de ventaja, 20-17.

En el segundo cuarto, la tensión ambiental aumentó en la misma proporción que la del juego, por lo que Ivkovic sacó a sus jugadores más veteranos, Savanovic, Krstic y Rasic, los dos primeros con 27 y el tercero con 26, para sujetar, a base de experiencia, el ritmo del partido, el marcador y el ánimo de su equipo.

El entrenador serbio llevó la mano del partido y los primeros nervios aparecieron en la selección turca, entrenada por el bosnio-italiano Bogdan Tanjevic, y que cuando Turkoglu estaba en el banco se encontraba como sin alma.

El 42-35 del descanso, apagó los ánimos en el pabellón a la espera de mejores momentos.

El juego psicológico comenzó a funcionar en la segunda mitad. Turquía intentó igualar el marcador y Onan lo consiguió con un triple en el minuto 23,30, 46-46. Y acto seguido Serbia clavó un parcial de 8-0 en la frente de los turcos con triple de inicio de serie de Teodosic, 54-46.

Turquía volvió a recuperar el espacio perdido y con un parcial de 2-9 se acercó a un punto, 56-55 (min.28), pero siguió sin cumplir con el viejo dicho del baloncesto, que una remontada no culmina hasta que el equipo que llega de atrás no se pone arriba en el marcador.

Así las cosas, Serbia acabó el tercer periodo con tres puntos de ventaja, 63-60, y con Turquía siempre por detrás en el marcador.

Con Turkoglu en el banquillo buscando su recuperación para los minutos finales, Turquía se plantó en una zona, pero no arregló nada. Serbia siguió gestionando sus exiguas ventajas, 66-61 (min.32).

Turkoglu entró y con un triple volvió a dar esperanza a su equipo, 66-64. Pero con él en pista, Turquía se volvió muy predecible porque su juego en ataque fue con cuatro abiertos y Turkoglu jugando un uno contra uno en la mayoría de las ocasiones.

Entonces fue cuando apareció Kerem Tunceri para tirar del carro y obrar el milagro. A falta de 3.24 minutos, con un triple, el base puso a su equipo por primera vez arriba en el luminoso y encadenó hasta diez puntos consecutivos.

Después y para poner la guinda consiguió la canasta final, ante el gran fallo defensivo de Serbia. Un fallo que vale una final, para Turquía, la primera que disputará en un Mundial, que deberá nombrar santo a Tunceri, o como se diga.

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