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El Real Madrid dilapida muchas de sus opciones de ganar la Liga

El delantero portugués del Real Madrid Cristiano Ronaldo (d) disputa un balón con el centrocampista del Valencia Daniel Parejo (c). | Efe

| Santiago Bernabeu, 28046 Madrid, España |

Real Madrid 2 - Valencia

Real Madrid: Diego López; Carvajal, Varane, Sergio Ramos, Marcelo; Illarramendi, Xabi Alonso, Isco (Casemiro, min. 71); Bale, Benzema (Morata, min. 83) y Cristiano.

Valencia: Diego Alves; Joao Pereira, Ricardo Costa, Mathieu, Bernat; Javi Fuego, Keita; Feghouli, Parejo (Vezo, min. 89); Vargas y Paco Alcácer (Jonas, min. 66).

Goles: 0-1, min. 44: Mathieu; 1-1, min. 58: Sergio Ramos; 1-2, min. 65: Parejo; 2-2, min. 90: Cristiano.

Árbitro: Clos Gómez (Comité Aragonés). Mostró cartulina amarilla a Di María (min. 50) por parte del Real Madrid y a Keita (min. 70) y Feghouli (min. 91) por parte del Valencia.

El Valencia completó una jornada repleta de sorpresas y asaltó el estadio Santiago Bernabéu con un empate ante el Real Madrid (2-2), que dilapidó muchas de sus opciones de ganar la Liga, para dejar al Atlético como principal candidato al título.

Las sorpresas del Getafe y del Levante, sobre todo al del segundo, dieron un interés imprevisible a un campeonato que parecía tener un dueño: el Atlético de Madrid. Su derrota por 2-0 en el estadio Ciudad de Valencia abrió una puerta a los blancos, que llegaron a una cita importantísima envalentonados después de arrasar al Bayern de Múnich en Alemania.

Había mucho en juego en un partido que aparentemente iba a ser plácido por el revés que sufrió el cuadro de Juan Antonio Pizzi en la Liga Europa. Su eliminación en semifinales hizo mucho daño, con lágrimas incluidas del valencianista Ricardo Costa, un día después del destrozo que causó el Sevilla.

La moral del Valencia estaba por los suelos y nueve de los once que cayeron en Mestalla saltaron al césped del Bernabéu. Todo estaba preparado para un festival blanco. Se esperaba una victoria fácil, sin fisuras y contundente, pero no fue así.

Con un once titular sin el croata Luka Modric por lesión, sin Ángel Di María en el banquillo y sin Pepe, en la grada descansando, Carlo Ancelotti sacó al césped a Asier Illarramendi, Isco Alarcón y Raphael Varane. Illarramendi e Isco, dos candidatos para sustituir a Xabi Alonso en la final de la Liga de Campeones, necesitaban presentar sus credenciales para convencer a su entrenador.

No lo hicieron. El comienzo de Illarramendi fue premonitorio. Un resbalón con una pérdida de balón sacó a relucir los nervios de un jugador que no ofreció muchas garantías de asumir el juego en toda una final europea. Tendrá que enseñar algo más si quiere disputarla. Otro de sus rivales por el puesto, Isco, tampoco mostró su mejor cara. Acabó agotado, sustituido por el brasileño Casemiro en la segunda parte.

Sin Di María desde el inicio, su empuje se notó y pocos corrieron como lo hicieron en la eliminatoria ante el Bayern. No se vio la misma intensidad en el equipo, bastante timorato a la hora de presionar a los jugadores del Valencia. Éstos aguantaron el chaparrón inicial blanco, en el que Cristiano Ronaldo erró una ocasión clarísima al principio, para, poco a poco, ir creando inquietud en la poco animosa grada del Bernabéu.

Ese ritmo «trotón» de la primera parte, causado en parte por la ausencia de Modric, el jugador más vertical del centro del campo merengue, dejó casi sin ocasiones a los blancos (sólo alguna individualidad de Cristiano y Bale) para dar opciones al Valencia, que avisó con un cabezazo de Dani Parejo al larguero que salvó Diego López. Después, el argelino Sofiane Feghouli, se acercó al gol, pero de nuevo el portero madridista lo evitó.

Al final fue el francés Jeremy Mathieu quien castigó la candidez del Real Madrid con un cabezazo a la salida de un córner en el que Diego López se quedó clavado en la línea y Varane falló en la marca. Ese gol, el 0-1, fue el justo premio para un equipo que llegó al duelo desmoralizado y se marchó al vestuario eufórico.

Entonces Ancelotti sacrificó a Illarramendi, que pudo quedar marcado para el futuro más inmediato por su pobre actuación. El italiano sacó al campo a Di María para dar más electricidad a un equipo que parecía contagiado por las debacles del Barcelona y del Atlético. Lo consiguió a medias, porque la reacción inicial, con el empate de Sergio Ramos, la frenó Dani Parejo con el segundo tanto visitante.

Aunque el empuje del argentino sirvió para encender a un alicaído Bernabéu y para ordenar momentáneamente a su equipo, no fue suficiente. El tanto de Parejo trajo la anarquía al Real Madrid y ya sólo podía ganar de cualquier modo, ya no valía ningún sistema. Esa situación dejó muchos espacios para el Valencia y la situación era crítica.

El equipo de Ancelotti contó con pocas ocasiones para intentar la remontada y casi todas las frenó Diego Alves, que fue un muro en el que chocaron muchas de las intentonas madridistas de conseguir el goloso premio de acercarse al título de Liga.

Cristiano acercó el milagro con un acrobático gol -con la suela a media altura y de espaldas-, que sirvió para empatar un choque que se volvió loco con un remate en el descuento de Morata que a punto estuvo de traer la épica al Bernabéu.

Al final, la victoria no llegó y el Valencia completó el trío de sorpresas de la jornada. El resumen del fin de semana es claro: el Atlético de Madrid depende de sí mismo para ganar el título.

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