A Joaquim Seguí, cardiólogo de profesión, la fotografía le ha servido como evasión de la rutina y de la lucha diaria en un entorno, el de la sanidad pública, en el que ha tenido que lidiar durante muchos años y en diversos aspectos.
Empezó de joven recorriendo Argelia y el desierto del Sahara, con una Nikon, de entonces todavía conserva fotografías analógicas que va digitalizando. De ese viaje le impactó “la estética y sintió una gran atracción nostálgica por la infancia, las relaciones ancestrales, la familia o la tribu”. “Era toda una aventura porque traía carrettes que no sabía como llegarían a su casa”, recuerda. Más tarde, realizó tres viajes a Etiopía, de esa experiencia surgió su primer libro, Escenas etíopes, y varias exposiciones individuales y colectivas.
Joaquím Seguí siempre tiene presente las palabras de Jhon Berger que afirman que “las fotografías permiten que el pensamiento se adueñe de lo que muestran. El mundo que revelan, congelado, se vuelve manejable. La información que contienen se deja penetrar por el sentimiento. Las apariencias devienen lenguaje de una vida vivida”.
La fotografía ha sido una parte importante de su vida, siempre ha estado presente. “La cámara es un miembro más de su cuerpo que le sirve para visualizar las cosas de otra forma, es una especie de penitencia, le obliga a estar atento y a profundizar en el entorno que le rodea. Los rostros de los personas le atraen mucho, las personas diferentes que tienen algo que aportar, los contrastes y los rostros de color”.
Equilibrio entre realidad y belleza
“A veces le sorprenden fotografías que él creía que eran buenas y al analizarlas ve que no lo eran tanto, en cambio de otras hay aspectos que le llaman la atención de los cuales no se había dado cuenta”. Explica que “la fotografía nos introduce en mundos desconocidos. Intenta hacer un relato fotográfico al engarzar una serie de fotografías con otras. La fotografía no deja de ser un documento sociológico, él no inventa la realidad, lo que si intenta es lograr un equilibrio entre lo que es la pura y cruda realidad y la belleza, siempre con el mayor respeto”. Otro de los lugares que ha fotografiado es Cuba, “donde no pretende ni acercarse a la cuba turística ni a la del régimen político, sino a otro contexto humano, todo ello lo ha reflejado en el libro Color cubano”.
Ha realizado numerosas colaboraciones con pintores y escritores como Tur Costa, o Jorge Morales, entre otros. El libro Escenas etíopes lo realizó con textos de Carlos Fabregat y Antonio Colinas.
Actualmente está trabajando en fotografías obtenidas en la India, a donde ha realizado numerosos viajes, “la mujer velada”, en las que intenta “reflejar la belleza de la mujer a pesar de su dura situación social, para homenajearla y darle visibilidad”.
Joaquim Seguí es un prestigioso fotógrafo que se caracteriza por mostrar la idiosincrasia de los países a los que viaja y acercarnos a ellos a través de la belleza y los contrastes, tanto sociales como estéticos.