El exasesor jurídico de la Casa Real y Conde de Fontao, José Manuel Romero, quien está siendo interrogado en calidad de testigo en el juicio del caso Nóos, ha manifestado que cuando a principios de 2006 comenzó a escuchar «rumores y opiniones» sobre la actividad del Instituto Nóos y comenzó a indagar al respecto, concluyó que la labor que realizaba la entidad entonces presidida por Iñaki Urdangarin era «inadecuada para el marido de una Infanta de España».
Fue este hecho, ha recordado, lo que motivó que llevara a recomendar al exduque que abandonase toda vinculación en la gestión de cualquier tipo de actividad mercantil. «Jamás deduje que existía ninguna actividad ilícita, sino inadecuada», ha recalcado el testigo: «No hubo una persecución ni comunicación a la Fiscalía sobre estas cuestiones, sino que todo apuntaba la inadecuación de un miembro de la Casa Real en el ámbito político».
A preguntas del fiscal anticorrupción Pedro Horrach, Romero, quien ejerció su labor como asesor de la Casa Real entre 1993 y 2014, ha recordado que tras conocer por la prensa que «al parecer existían actividades que podían ser de carácter mercantil» en las que estaba implicado el exduque, decidió comunicarle esta circunstancia al exjefe de la Casa Real Alberto Aza. «Le dije que iba a analizar qué estructura tenía Nóos», ha apuntado.
«El marido de la Infanta no debía hacer este tipo de actividades en primera persona», ha insistido el testigo, precisando que estos «rumores no afectaban a doña Cristina». Tras hablar con Aza, Romero se trasladó a mediados de 2005 a Barcelona, a las oficinas del Instituto, para hablar de ello con Urdangarin y su exsocio Diego Torres, quienes «aceptaron de buen grado» que acudiera a reunirse con ellos.
Tal y como ha manifestado, le explicaron cuál era la estructura de funcionamiento del Instituto Nóos, que era «fundamentalmente la que me preocupaba». «Me explicaron que había también otra sociedad a la que no se dio especial relevancia, Nóos Consultoría Estratégica, que tenía una actividad limitada. Tomé los datos, me comentaron que el Instituto estaba formado por ellos y que hacía una labor de consultoría».
Sin embargo, ha manifestado que no le dijeron si había otros miembros, como tampoco que formaban parte de la junta directiva tanto la Infanta Cristina como el exsecretario personal de las Infantas Carlos García Revenga.
Movimiento asociativo
«La actividad de Urdangarin era muy provechosa pero la estructura jurídica establecida no me parecía la adecuada. Vi que no era un movimiento asociativo», ha remarcado Romero, quien ha expresado que le preocuparon las empresas privadas con las que contrataba la entidad y se percató además de que «no era propio de una asociación contratar con las Administraciones públicas», como hacía el Instituto.
Según ha relatado, tras ello volvió a Madrid y le explicó a Aza las informaciones que ambos exsocios le habían transmitido, para posteriormente volver a reunirse con ellos para recomendar al exduque que se apartase de sus negocios.
Sobre la formalización de la Fundación denominada Areté tras la aparente desvinculación de Urdangarin de Nóos, en marzo de 2006, Romero ha manifestado que esta entidad se formalizó sin su previo conocimiento como tampoco de la Casa Real, lo que llevó a Romero a neutralizar esta iniciativa tras percatarse de que Areté reproducía las notas características que habían inspirado el funcionamiento del Instituto Nóos, con un marcado carácter mercantil y lucrativo, tal y como señaló ante el juez José Castro en fase de instrucción.
«Una fundación debe serlo en el sentido normal y estricto, fundada por alguien que no sea miembro de la Casa Real y con un patronato que asegure su normal funcionamiento», ha aseverado. El Conde de Fontao ha incidido en que no intervino en la creación de Areté sino que únicamente se encargó de las gestiones para su extinción.
Interés
En esta misma línea, el testigo ha recalcado que tampoco intervino en la creación de la que está considerada por los investigadores como sucesora de Nóos, la Fundación Deporte, Cultura e Integración Social (FDCIS). Romero ha subrayado en este sentido que tampoco en esta entidad podía haber «una relación de interés» por parte de Urdangarin, que «podía actuar en la sombra pero había normas y criterios que aseguraban el buen funcionamiento de la fundación».
«Vi que estaba bien constituida, pero no sé quien la dirigía. Supe después que era Torres», ha abundado el exasesor, quien ha asegurado desconocer la existencia de la sociedad De Goes Center for Stakeholder Management que, según las pesquisas, formaba parte de una supuesta estructura fiduciaria creada por Urdangarin y Torres para desviar dinero al extranjero, concretamente a Belice y Reino Unido, y en la que aparecía vinculada la FDCIS.
En relación con Aizoon, cuya propiedad comparten al 50 por ciento la Infanta y su marido, Romero ha asegurado que no conocía su existencia y que tampoco sabía que la exduquesa formaba parte de la misma. «Sólo diré una cosa, el régimen económico en la Familia Real era la separación de bienes, fue lo que recomendé y así ha sido en todos los casos». Al ser preguntado sobre qué quiere decir con eso, Romero se ha limitado a responder: «No quiero decir más de lo que he dicho».