La Sala de lo Social del TSJB ha confirmado la sentencia que daba por bueno el despido de un camarero que fue descubierto por su empresa en un concierto de Pablo Alborán cuando estaba de baja.
El empleado había presentado un parte médico que reflejaba que padecía una faringitis y fuertes contracturas en la espalda. Sin embargo, diez días después fue al recital del cantante. Sus jefes le hacían un seguimiento y aportaron en el proceso fotografías de él entre el público. Prolongó la baja varios días más y la empresa le localizó en otros eventos: en una fiesta en la playa, en una piscina o en una discoteca con sus amigos.
De forma fulminante le enviaron un burofax una carta de despido que calificaba lo ocurrido como «una clara transgresión de la buena fe contractual»: «O bien está pefectamente apto para el trabajo o bien contraviene el tratamiento médico que se le ha indicado y, en consecuencia, está dilatando la curación de su dolencia».
El trabajador despedido llevaba cuatro años en la empresa, desde el año 2011. Apenas tres meses antes de su despido, en agosto de 2015, había sido hecho fijo con la categoría de ayudante de camarero. Poco antes de ponerse de baja había tenido un conflicto con sus jefes.