Las monedas no llegaban al bote siquiera. La Sala de lo Social del TSJB ha desestimado el recurso de un camarero contra su despido de un bar de plaza España tras un conflicto con sus compañeros porque no compartía con ellos las propinas.
El camarero, en lugar de dejar en el bote común el dinero que recogía de las mesas, se lo quedaba para sí mismo. Las quejas de otros empleados provocaron además una respuesta airada y varias discusiones en el establecimiento, con insultos sexistas y apelaciones a los genitales.
A raíz de estas discusiones, la empresa hizo una comprobación. En un mes, el empleado estuvo de baja una quincena. Las dos semanas que faltó el bote terminó con 130 euros más, la cantidad que él se hubiera adueñado sin compartirla. El local facturaba cerca de 60.000 euros al mes y generaba uno 500 euros en propinas sin la intervención del camarero.
Tras comprobar estos datos y que sólo había pequeños descuadres en la caja cuando estaba presente este camarero, la empresa decidió un despido disciplinario, contra el que recurrió el trabajador. Un juzgado de lo Social de Palma y ahora la Sala de lo Social del TSJB desestiman los recursos del trabajadora.
Aunque en el proceso hubo varias declaraciones testificales contradictorias, los datos económicos llevan a los tribunales a dar la razón a la empresa. Lo que quedó fuera de la sentencia fueron los insultos que dirigió a una compañera de trabajo que le había recriminado la falta de las propinas.
Los hechos probados de la sentencia señalan que la discusión se produjo delante de un superior, el hijo de la dueña, y que éste la tomó por una riña más. En todo caso, la sentencia confirma que el trabajador faltó a la «buena fe».