Quién no se acuerda de aquellas mañanas de fiesta en el colegio. Cada alumno aportaba algo y las mesas pasaban de estar llenas de libros a sostener patatillas, refrescos de cola, ensaimadas y chucherías. Pero eso puede estar a punto de cambiar.
La Conselleria de Salut está ultimando un decreto de promoción de la dieta mediterránea por el cual la alimentación que se sirva en los colegios deberá corresponderse con una dieta saludable. Esto afecta a los menús escolares, que tendrán que adaptarse todavía más a la normativa; a las máquinas expendedoras que se encuentren en los centros educativos y, por supuesto, a la comida que se lleve a las fiestas escolares, ya sean promovidas por los alumnos o por el mismo centro. La norma afectaría a centros desde Infantil hasta Formación Profesional. En la universidad se propiciará que un 70 por ciento de lo que se comercializa sea saludable.
María Ramos, directora general de Salut Pública, explica que «actualmente se revisan los menús de los colegios y cuando detectamos alguna anomalía con respecto de la dieta mediterránea les hacemos recomendaciones. Queremos que ahora sea norma».
Explica que «lo que hemos visto hasta ahora es que los colegios públicos cumplen más que los colegios concertados y privados, ya que están sometidos a más pliegos. La norma busca que el patrón de dieta se siga en todos los colegios».
Ramos explica que desde 2012 existe una ley de seguridad alimentaria que advierte que ciertos tipos de alimentos «no pueden entrar en los colegios, pero se tenía que convertir en normativa autonómica».
El decreto está en fase de alegaciones y se calcula que estará listo a mediados de 2019. La norma ayudará a reducir el consumo de alimentos no saludables en los adolescentes, colectivo que hace un alto consumo.