«De todos los pacientes que vemos la gran mayoría se ha recuperado a nivel pulmonar pero casi todos tienen sensación de astemia, como una fatiga intensa. Lo que hemos visto también y nos ha llamado mucho la atención son problemas de perfil emocional, muchos tienen cuadros de ansiedad o depresión tras la enfermedad, relacionados con haber estado encerrados en una habitación sin contacto con nadie, lo cuentan como algo angustiante». El médico internista, Adrià Ferre, es uno de los responsables de la puesta en marcha de la consulta específica para pacientes que han superado la COVID-19 en Son Espases y asegura que tanto el cansancio extremo como la patología emocional son las principales secuelas de aquellos que ya han recibido el alta.
Por otra parte a la consulta ya han empezado a acudir casos «puntuales» de larga estancia en una UCI. De éstos, «hay entre un 60-70% que se han recuperado bastante bien, sin apenas secuelas pulmonares, mientras que en el resto queda cierto grado de fibrosis pulmonar con limitaciones en el día a día», explica. De hecho hay tres pacientes que requieren de oxigenoterapia en domicilio. Son pocos casos pero sí que ya se han visto algunos, habiendo pasado dos o tres meses desde su cuadro infeccioso.
El doctor Ferre explica que lo que más determina la secuela es la gravedad de la neumonía y el tiempo de estancia en una UCI. «La otra limitación grande para los pacientes que han estado críticos de más de 70 años es que han perdido masa muscular y hasta 10 kilos de peso, la mayoría han pasado a tener cierto grado de dependencia», explica.
Por otra parte, también se han visto cuatro o cinco casos de rebrote inflamatario en pacientes que ya tenían el alta. «Se les ha tratado con dosis de inmunomodulador». Además, hubo un caso que, tras superar la enfermedad, «tuvo de nuevo un cuadro de fiebre y malestar. Analíticamente había un repunte de los marcadores inflamatorios y eventos trombóticos. Tenía un pequeño infarto en el bazo, posiblemente secundario», relata.