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Educación

Los más brillantes de Baleares en los últimos diez años

Los mejores alumnos de las Islas ratifican que estudiar da sus frutos y todos ellos miran hacia el mercado laboral internacional

los mejores alumnos de Baleares ratifican que estudiar da sus frutos y todos ellos miran hacia el mercado laboral internacional. | Daniel Espinosa

| Palma |

¿Tiene recompensa sacar buenas notas? La pregunta se responde por sí sola tras conocer a los mejores estudiantes de Baleares en la última década. El esfuerzo ha dado sus frutos para Eugenia Garrote, Alejandro Hermoso, Filip Cano, Joan Rosselló, Irene Cantallops, Maria Marí, Maria Alemany y la última en incorporarse a esta lista, Sophie Roberts. Son alumnos y exalumnos que sacaron los mejores resultados en su año de selectividad. Todos coinciden en la necesidad de proyectar la carrera al ámbito internacional y reconocen que no hay otra fórmula para el éxito académico que la de estudiar mucho y con constancia. La mayoría elige las ciencias y los números.

Ya han pasado diez años desde que Eugenia Garrote (1993) recibió la noticia de que había sacado la tercera mejor nota de acceso a la universidad. Con un 9,53 sobre diez, cursó el grado de Ingeniería Civil y Territorial en la Universidad Politécnica de Madrid con un doble máster en Ingenieria de Caminos, Canales y Puertos. Luego se especializó en Gestión Empresarial y Finanzas en una universidad de París. Esta alumna sobresaliente trabaja ahora en un fondo de inversión en Londres. Se decantó por la ingeniería por vocación: «Muchos de mi familia estudiaron también caminos; es una tradición muy arraigada».

El más brillante de Balears en 2012, Alejandro Hermoso (1993), espera acabar su doctorado relacionado con la meteorología en los próximos meses. Su gran vocación por el estudio le llevó, sin esperarlo, a sacar un 9,7 de media sobre diez. Ahora aspira a realizar un postdoctorado en Italia. Las becas de estudio pasan a cuenta gotas por las universidades. Sacar un expediente alto se ha convertido en un requisito imprescindible para conseguir financiación. La gran mayoría de estos alumnos y exalumnos reconoce que en otros países hay más oportunidades: «Hoy en día es complicado obtener una beca porque hay pocas y no están muy bien remuneradas. Mucha gente se queda en el camino. Yo, de momento, estoy teniendo suerte y ya veremos a partir de ahora», comenta Alejandro.

Filip Cano fue el mejor de su promoción durante 2013. Consiguió, con esfuerzo, entrar en el doble grado de Matemáticas e Ingeniería Física en la Universitat Politècnica de Catalunya. Rozó la perfección con una nota final de 13,6 sobre 14 y solo de la fase general consiguió un 9,5. Se especializó en el máster de Matemáticas avanzadas y este año ha comenzado en Austria su doctorado en Métodos Formales. «Cuando empecé la carrera, no tenía claro lo que me iba a encontrar. Los primeros exámenes fueron una hostia en la cara. Recuerdo sacar un seis y sentir mucho orgullo», recuerda Filip sobre el inicio de su doble grado. Las ingenierías han sido las carreras escogidas por la mayoría de estos estudiantes de diez.

Joan Rosselló (1997) comenzó Ingeniería Civil en el Imperial College London combinado con un máster. Este año empezará otro relacionado con la informática en el University College London. «He de reconocer que durante mi etapa en el instituto dejaba todo para el último día. Ya en Bachillerato empecé a estudiar más y a dedicarle más horas», asegura.

El futuro

Algunos todavía no han salido del mundo universitario pero se muestran con las ideas claras. Por ejemplo, Irene Cantallops (1998), con una media de 9,81 en la PBAU de 2016, está a un año de titularse de un doble grado en inglés de Farmacia y Nutrición por la Universitat de València. Si le preguntan por esos titulares que incluyen las palabras precariedad y jóvenes, responde: «En nuestro ámbito tenemos muchas salidas. Todavía no me he enfrentado al mundo laboral pero no conozco a nadie que haya tenido problemas». En breve comenzará las prácticas. Le gustaría iniciar su carrera laboral en España, pero tampoco descarta salir del país, algún día, por trabajo.

María Marí (1999), de Eivissa, fue una de las más brillantes de su año, en 2017 (8,2). Se decantó por un doble grado en Relaciones Internacionales (RRII) y ADE en la Universidad Pontificia Comillas (ICADE). «Siempre he tenido un gran interés por lo internacional. Al principio, no sabía qué escoger porque siempre me ha gustado todo. Pero vi que esta carrera combinaba los números, que me gustan, y una mirada global», dice. Se considera «muy optimista» por el futuro. Realizó unas prácticas en Madrid relacionadas con la estrategia y prevé que sus titulaciones no le fallen, pues «esta carrera es muy amplia, desde finanzas, gestión o incluso márketing. Espero que la economía mejore y sea más fácil encontrar trabajo», expresa.

Maria Amengual (2002), también de Eivissa, consiguió una nota final de 13,5 sobre 14 en la selectividad de 2020, en medio de una vorágine de dudas y miedos por la COVID-19. Aunque reconoce que no fue un «periodo fácil», sino más bien «estresante», consiguió entrar de sobra en la carrera de Traducción y Estudios Ingleses en Córdoba. Tiene claro lo que cuesta conseguir una beca: «En un futuro sí que querría hacer un Erasmus y formar parte de un organismo internacional. No sé si saldrá, pero siempre he intentado sacar buena nota para poder obtener becas».

Sophie Roberts (2003) cierra la lista de los cerebros más brillantes con una de las notas más altas: 9,9 sobre diez en la PBAU de 2021. Sin esperarse esta noticia, reconoce que ha tenido dudas sobre qué estudiar. «Sí que me he dado cuenta que tener solo una carrera a veces no es suficiente y tienes que darlo todo para destacar porque hay competitividad y no todos acaban trabajando en lo que querían», asume. Ha escogido el grado de Economía en la Universidad Carlos III. Se muestra crítica con las becas: «Hay gente muy buena que se queda sin ayudas para los estudios. Tengo amigos que no pueden irse fuera porque no se lo pueden permitir».

El éxito laboral se afianza entre los más brillantes de las Islas de los últimos diez años. Sus resultados y esfuerzos les ha merecido la pena.

Eugenia Garrote: Ingeniera. Nota media de selectividad (2011): 9,5
«Las becas no están al alcance de todos y creo que la educación es una inversión importante»
«Durante la carrera y máster tuve becas. He estado muy agradecida por estas ayudas, pero en mi caso fue por las notas. Veo que no están al alcance de todas las familias y creo que deberían estarlo porque la educación, para un país, es una de las inversiones más importantes. Es más fácil conseguirlas fuera que aquí. No tiene sentido».
Alejandro Hermoso: Físico. Nota media de selectividad (2012): 9,7
«La carrera de Física no es un paseo, es dura; hay nivel y pocos llegamos al final»
«Mi técnica de estudio es intentar no dejarlo todo para el último día y, si no sale un ejercicio, pedir tutorías. Eso sí, siempre he evitado estudiar todo antes del examen porque no me gusta. La carrera de Física no es un paseo, es más bien dura. En mi año, fuimos pocos los que llegamos al final. Había muy buen nivel».
Irene Cantallops. Farmacia y nutrición. nota media de PBAU (2016): 9,8
«En Bachiller sabías que lo que estudiabas salía, pero en la carrera es muy diferente»
«Entré en la carrera en un grupo de alto rendimiento que se impartía en inglés. El primer cuatrimestre me fue muy bien, pero sí que es cierto que poco a poco surgen distracciones. No es lo mismo que el Bachiller. En el instituto sabes que lo que estudias es lo que sale, pero la universidad es muy diferente. Ya no juegas con el promedio».
Maria Marí. ADE Y RRII. nota media de selectividad (2017): 8,2
«Las empresas no solo valoran la universidad, sino la motivación, idiomas y habilidades»
«Me gusta mucho mi universidad porque, además, tiene una buena bolsa de empleo. Pero en mi caso encontré las prácticas por mi cuenta. Siempre recomiendo que uno se mueva y busque. Me he dado cuenta que las empresas no solo valoran la universidad, sino también nuestras motivaciones, los idiomas y las habilidades».
Filip Cano. Matemático e ingeniero. Nota media PBAU (2013): 9,5
«Hay gente muy buena y capacitada que no encuentra becas en España pero sí fuera»
«Tenía ganas de irme. En España, el camino oficial para conseguir una beca del doctorado es mediante tus notas de grado y del máster. Pero al final, entre que hay gente capacitada y buena y pocas becas, necesitas una nota muy alta. Muchos estudiantes no las encuentran aquí, pero sí en el extranjero».
Joan Rosselló. Ingeniero. nota media de selectividad (2015): 9,7
Escogí ingeniería civil porque es una carrera muy global, con muchas asignaturas y salidas»
Al principio estuve muy perdido, pero escogí Ingeniería Civil porque es una carrera muy global. Tienes muchas asignaturas que te dan muchas salidas. Me gustaba eso de tener las puertas abiertas. Pero cuando acabé no sabía si tirar por otro camino. Así que empecé a trabajar en una empresa. Ahora he decidido hacer otro máster».
Maria Alemany. Futura traductora. Nota media de PBAU(2020): 9,7
«La presión que tuve en el instituto no la he vuelto a tener, el ambiente es diferente»
«Por lo general, siempre he sido estudiosa. Sí que es verdad que cuando comencé el Bachillerato me puse más en serio. Trabajo mejor bajo presión, pero también es cierto que esta sensación no la he vuelto a tener. En mi primer año de carrera, sin embargo, sí que iba con ese miedo porque me considero autoexigente. Pero la nota ya no es lo más importante, el ambiente es diferente».
Sophie Roberts. Futura economista. Nota media de PBAU (2021): 9,9
«Al principio, mi idea era irme fuera pero escogí la Carlos III por su buena reputación»
«Voy a entrar en el grado con muchas ganas de aprender y disfrutar. Si bien es cierto que siempre he tenido muchas dudas de lo que estudiar, las matemáticas me apasionan. Al principio, mi idea era hacer la carrera en el extranjero, pero buscando sitios me decanté por la Universidad Carlos III porque tiene muy buena reputación y me va a ayudar mucho en mi futuro».
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