Las entidades conservacionistas OceanCare, Fundació Marilles y Alnitak presentaron el martes una propuesta al Gobierno central para la reducción del ruido submarino en el Corredor de Migración de Cetáceos (Área Marina Protegida y Zona Especialmente Protegida de Importancia para el Mediterráneo) situado entre Balears y la Península.
Nicolas Entrup (OceanCare), Aniol Esteban (director de la Fundació Marilles), Carlos Bravo (portavoz de OceanCare en España) y Alexander Sánchez (Alnitak) explicaron que la propuesta se concreta en una limitación de la velocidad de todo el tráfico marítimo a un máximo de 10 nudos (un nudo equivale a 1,8 kilómetros por hora). Esta medida supondría, además de reducir la contaminación acústica submarina -que afecta a numerosas especies-, una disminución de la emisión de gases de efecto invernadero y del riesgo de colisión con cetáceos. Concretamente, Nicolas Entrup se refirió a un experimento en el Oceáno Índico en el que se comprobó que «un sonido generado a profundidad marina puede llegar a 17.000 kilómetros de distancia, teniendo en cuenta que la propagación acústica por el agua es cinco veces más rápida que por el aire».
Contaminación acústica
Entrup también explicó que «sólo la reducción de un 10 % en la velocidad del tráfico marítimo supondría una disminución del 40% en el ruido submarino, del 13% en la emisión de gases contaminantes y del 50% en el riesgo de colisión con cetáceos». Con carácter general, el conjunto del tráfico marítimo navega a velocidades que oscilan entre 13,8 y 26,2 nudos.
Entrup señaló que «existen dos grandes grupos de contaminación acústica submarina: el ruido impulsivo causado por las exploraciones de hidrocarburos y por las operaciones militares; y el ruido continuo causado por el transporte marítimo».
Entre las especies que se pueden ver afectadas por el ruido submarino se encuentran el rorcual común (el segundo mamífero más grande del mundo después de la ballena azul), el cachalote, el calderón común, el zifio de Cuvier, los delfines mular y listado, la tortuga boba, los tiburones y las aves marinas.
«España puede ser pionera»
La contaminación acústica incide en la orientación, reproducción y alimentación de algunas especies. En Canarias se registró un episodio de varamiento masivo de delfines por el uso del sonar (sistema de localización submarina) en unas operaciones militares. El Corredor de Cetáceos del Mediterráneo ocupa unos 46.000 kilómetros cuadrados entre Balears y la Península. Carlos Bravo indicó que «el volumen de ruido en las aguas del continente se ha duplicado desde 2008». Para Aniol Esteban «España puede ser pionera y un referente a nivel mundial en la protección de cetáceos frente al ruido. Un corredor bien gestionado garantizará la conservación de sus poblaciones y nos acercará a un Mediterráneo más sostenible».