Cadáveres sin nombre. En Baleares, en las últimas tres décadas, hay casi 90 personas que aparecieron sin vida en distintas circunstancias, la mayoría flotando en el mar, y que todavía no han podido ser identificadas. La Guardia Civil y la Policía Nacional trabajan con restos de ADN para tratar de aclarar las filiaciones. Son cerca de un centenar de casos abiertos. A principios de los años noventa, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad comenzaron a cruzar rastros genéticos para identificar cadáveres cuya identidad se desconocía. Fue toda una revolución, que hoy en día se ha mejorado de forma sustancial.
La base de datos PDHR (Personas Desaparecidas y Restos Humanos sin identificar) en la herramienta clave cuando se localiza un cadáver y carece de documentación. Todas las policías europeas del espacio Schengen comparten esos datos sobre perfiles genéticos, lo que permite cruzar distintos ADN de familiares de un desaparecido, aunque estén en otros países. Así, aunque hayan pasado muchos años desde la desaparición y muerte de una persona, su rastro genético queda guardado a través de sus parientes. Y si algún día aparecen sus restos, se pueden cruzar y desvelar la identidad.
En el mar
De los casi 90 casos abiertos, la mayoría han aparecido en Mallorca y una buena parte de ellos flotando en el mar. Muchas veces arrastrados por las corrientes y llegados desde puntos muy lejanos del Mediterráneo. Al principio, según informaron en fuentes policiales, los fallecidos eran tripulantes de barcos caídos al mar, suicidas, o incluso personas asesinadas en otros países y que arrojaban al agua.
Con el tiempo, esta tendencia se ha ido invirtiendo y en la actualidad la mayoría de víctimas mortales que aparecen en el agua son inmigrantes del norte de África. Por este motivo, las autoridades españolas han intensificado el intercambio de información con el consulado de Argelia.
Pero no todos los fallecidos sin nombre aparecen en el mar. Hace poco, un alemán al que conocían como Peter fue hallado sin vida en unas cuevas de Llucmajor, donde vivía. Los vecinos aportaron algunos datos pero el hombre estaba indocumentado y a día de hoy sigue sin saberse su filiación. Tampoco nadie lo ha reclamado. Sólo durante el año pasado, aparecieron en Balears 14 muertos que todavía no tienen nombre.