La pandemia, el aumento del combustible y la guerra ruso-ucraniana están teniendo un impacto negativo en todo lo relacionado con el comercio exterior. Las empresas exportadoras de Baleares no han quedado al margen de ello, ya que al hecho insular hay que sumar los efectos derivados de una coyuntura internacional marcada por un encarecimiento progresivo de todas las materias primas que repercute en su producción y posterior comercialización.
El presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Mallorca, Antoni Mercant, afirma que «la logística mundial es muy complicada, de ahí que cualquier alteración en la producción repercute de forma globalizada en todo lo relacionado con las importaciones y exportaciones».
La queja unánime en el sector agropecuario, del calzado, vitivinícola y resto de sectores exportadores es que todo lo relacionado con las materias primas está en una fase de encarecimiento progresiva. Mercant, al respecto, declara: «Las materias primas van a seguir encareciéndose en plena escalada de precios hasta principios de 2023. Es la fecha que todos los analistas manejan para lograr normalizar los mercados en un contexto, como el actual, en el que la guerra ruso-ucraniana no ayuda en nada para rebajar la tensión inflacionista y energética».
Con la pandemia prácticamente controlada, tras dos años de altibajos, todo hacía indicar que la recuperación económica se produciría al final del verano «pero el incremento del precio del combustible y el conflicto bélico han sido devastadores para todas las previsiones de crecimiento económico y actividad empresarial».
Para el presidente de la Cámara «la viabilidad de las empresas queda afectada por toda una serie de imponderables, caso de la inflación, la evolución de precios de las materias primas y energéticos». Puntualiza que la economía mundial y balear está viviendo una «auténtica tormenta perfecta totalmente inesperada hace cuatro meses, aunque la evolución de los combustibles y la energía en general registra una línea ascendente desde finales del pasado verano».
En esta coyuntura no extraña que el encarecimiento de las materias primas haya ralentizado todos los procesos de exportación de las empresas baleares y distorsionado la evolución histórica en Baleares en todo lo relacionado con la balanza comercial. Exportaciones e importaciones en una economía insular como la balear son esenciales para su PIB, para que el crecimiento del empleo, la actividad empresarial, la rentabilidad y su proyección de futuro no se vean alteradas.
Las exportaciones de Baleares han tenido en los tres últimos años, salvo en la debacle de 2020 por los confinamientos, una trayectoria muy similar con facturaciones que no se han alterado mucho en todos los sectores productivos exportadores. Garrofí, hortalizas, bebidas alcohólicas, zapatos, productos químicos, aceites esenciales, plásticos y muebles son las principales partidas que sustentan el volumen total.
En cuanto a los países importadores de productos manufacturados en las Islas, destacan Alemania, Bélgica, Dinamarca, Francia, Grecia, Estados Unidos, Italia, Países Bajos, México, Reino Unido y Portugal. Es por ello, que la Cámara de Comercio de Mallorca, así como las patronales CAEB y PIMEM, consideran el proceso de internacionalización como una cuestión clave para el sistema productivo balear. «Tener empresas exportadoras tiene un gran valor añadido para la economía balear, porque realza la imagen de las empresas y posiciona a las Islas en el mercado internacional», afirman desde la Cámara de Comercio de Mallorca.
La finalización del conflicto bélico, según apuntan todos los analistas y economistas, será clave para todas las economías regionales, más para balear. La rebaja de los costes de las materias primas es fundamental para normalizar una situación productiva y empresarial muy mermada en los dos últimos años por la pandemia y ahora, por la incertidumbre que genera, la guerra europea. «Los datos del último trimestre de 2021 y el conflicto bélico van a pasar factura al ejercicio 2022 en las Islas, porque todo aquello que suponga un aumento de los costes de producción repercute en toda la cadena de valor», enfatiza Mercant.