La salud mental de la población ha empeorado a raíz de la pandemia. Se percibe en la calle, en los centros sanitarios y así lo corroboran las cifras. En 2019 un total de 131.261 personas tomaban ansiolíticos, antidepresivos o las dos cosas a la vez, lo que representaba un 11,2 % de la población. Dos años después y una pandemia mediante, la cifra ascendió a 165.067 personas en 2021, un 14 % de los residentes en las Islas. El incremento en este periodo es de 33.806 personas, un 25,7 % más.
La causa más probable, como está demostrado en crisis anteriores, «es por el tema económico», asegura el coordinador autonómico de salud mental, Oriol Lafau. El experto advierte de que aunque con el confinamiento «la gente lo pasó mal», no se vio un incremento en este tipo de transtornos.
Pandemia
Sin embargo cada vez que hay una crisis económica suben tres indicadores: el número de gente que acude a las consultas, la cantidad de psicofármacos prescritos y la lista de espera. Y «hay que decir que ahora, con la pandemia, es cuando, con diferencia, más han subido los tres.
Por una parte, como ya se ha dicho, la mitad de las consultas de Primaria están relacionadas con problemas de salud mental cuando hasta ahora no se había superado el 30 %. Por otro lado, han crecido un 16 % el número de pacientes atendidos en las consultas especializadas y la espera, que en prepandemia era de unos 41 días, ahora se sitúa entre los dos y tres meses.
El incremento es muy superior al que se vivió entre 2008 y 2011, con la anterior crisis económica. Ahora, sin embargo, el factor es algo diferente porque no se han destruido puestos de trabajo, por lo que los problemas de ansiedad o depresión que necesitan de medicación «podría estar relacionado con la incertidumbre del qué vendrá», explica el doctor Lafau. «No se trata de pobreza sino de no saber si podrás dar de comer a tus hijos».
Según este experto, «la situación socioeconómica es siempre un termómetro del bienestar emocional». En este sentido, remarca que el consumo de psicofármacos es muy superior entre mujeres que entre hombres porque «para ellas siempre ha sido más fácil expresar emociones», lo que facilita la detección de problemas.
En 2021, por ejemplo, se recetaron 142.449 cajas de ansiolíticos, 30.000 más que dos años antes. En este incremento, el 76 % se recetó a una mujer. «Los números muestran la brecha de género y eso que el cerebro del hombre no es más vulnerable que el de la mujer», señala.
Por lo que parece, «lo estamos haciendo mal, no se interpreta bien la expresión». Tanto es así que puede ir a la contra. «Los hombres salen de una consulta con siete veces más posibilidades de tener una prueba diagnóstica mientras que a la mujer se le recetan psicofármacos, es un maltrato de género», concluye.
El apunte
Tres centros de salud tendrán un psicólogo clínico este verano
La previsión de Salut es que este mismo mes se contrate al primero de los tres psicólogos clínicos que atenderán a la población desde los centros de salud. El resto se incorporará antes de verano. Dónde estarán destinados, todavía no se sabe, lo decide la Gerencia de Atención Primaria. «Lo que sabemos es que estarán en un sitio que no tenga unidad de salud mental integrada, donde haya alta demanda y será en zonas sociodemográficamente deprimidas», explica Oriol Lafau.
A estos tres especialistas, ubicados dentro de los ambulatorios y en contacto estrecho con el resto de profesionales, se le sumarán otros cuatro para unidades del suicidio.
Las claves
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La mitad de las consultas de Primaria
Que la mitad de las consultas de Atención Primaria están relacionadas con problemas de depresión, ansiedad o estrés no sólo pasa en Baleares, es una apreciación en el conjunto del Estado. Y podrían ser más, porque es psicosomático y tiene efectos físicos.
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Salud dispone de 68 psicólogos
En el Servei de Salud ya hay 68 psicólogos clínicos, «lo que hacemos ahora es poner una figura nueva en dentro del centro de primaria. No hará falta una derivación, se esperará menos, y ayudará a bajar las cifras que han subido», dice Oriol Lafau.
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La medicación debería ser a partir de los 18
En teoría los psicofármacos deberían tomarse a partir de los 18 años, aunque excepcionalmente se pueden recetar a menores. Según el coordinador autonómico de salud mental no deben mantenerse más de seis semanas porque produce adicción.