Tres meses después de ingresar en la cárcel de Palma, el presunto capo de la mafia Bashkim Osmani pagó este martes 400.000 euros de fianza y abandonó el centro penitenciario, a la espera del juicio. La jueza, en el auto, le prohíbe salir de la Isla, le retira el pasaporte y le obliga a personarse dos veces al mes en los juzgados. Su detención en la llamada ‘operación Casino', anunciada a bombo y platillo, movilizó a la Guardia Civil, la Policía Nacional, las principales agencias de seguridad europeas y el FBI americano. El abogado del magnate kosovar, Jaime Campaner, sostuvo que «tras haber tenido acceso al expediente, que había permanecido secreto casi cuatro años, no existían indicios contra Osmani» y solicitó su puesta en libertad bajo fianza.
La llegada de Bashkim Osmani a Mallorca se remonta al año 1999, cuando compró el restaurante Ritzi de Portals, que por entonces tenía otro nombre. Luego adquirió un piso en la zona, en la calle Benito Jerónimo Feijó, y más tarde se construyó una mansión de cinco millones de euros en la exclusiva urbanización de Camp de Mar. En los noventa había sido detectado por la Guardia Civil en la Isla, pero no fue hasta 2018 cuando el Servicio de Información de la Benemérita, una unidad de élite, se fijó como uno de sus objetivos la desarticulación de la organización criminal.
El FBI, la DEA, la NCA británica y la DIA italiana dieron apoyo a la Guardia Civil y a la Policía Nacional y, finalmente, en febrero pasado los negocios de Bashkim fueron registrados y él, algunos familiares y sus lugartenientes, fueron arrestados. Más de 600 agentes se movilizaron en media Europa para confiscar sus propiedades. El presunto capo fue localizado en uno de sus hoteles, en Croacia. Según los investigadores, su red movía enormes cantidades de cocaína entre Sudamérica y Europa, y blanqueaba el dinero. Desde este martes, Bashkim vuelve a estar libre.