El año 2021 fue el del inicio de la recuperación tras el desastre provocado por la paralización de la economía durante el año anterior, pero también fue el del alza imparable de los precios, con consecuencias tan claras en los bolsillos de los ciudadanos como las siguiente: un tercio de los residentes en las Islas no pudo permitirse irse de vacaciones al menos una semana al año y un porcentaje similar, un 30,9 de la población de Balears, no tiene capacidad para hacer frente a un gasto imprevisto, como puede ser el cambio inesperado de un electrodoméstico porque se ha roto, una avería en el coche o cualquier otra circunstancia inesperada.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó este miércoles las cifras de esa realidad que viven miles de ciudadanos de Balears. La Encuesta de Condiciones de Vida señala qué aspectos cotidianos terminan siendo muy complicados para los ciudadanos de Balears y qué aspectos terminan siendo tan complicado que son inasumibles y sitúan a los ciudadanos en riesgo de exclusión. Como era de prever, el año 2021 fue especialmente malo y el riesgo de exclusión aumentó de manera notable hasta el punto de más de 200.000 ciudadanos de Balears acabaron 2021 con serios problemas económicos. Un 17,6 % de los residentes en las Islas está en riesgo de pobreza. Un año antes, la cifra era del 14,1, pero en el año 2019 era del 12 %. Es decir, en apenas dos años, el porcentaje de personas con serios problemas económicos ha aumentado un 50 %. El riesgo de pobreza no mide la pobreza absoluta sino cuántas personas tienen ingresos bajos en relación al conjunto de la población.
Carencia material severa
Hay familias que no están en riesgo de pobreza, pero sí en situación de carencia material severa. Para que se les incluya en esta condición, debe tener problemas para hacer frente a una serie de gastos entre los que figuran no poder irse de vacaciones, mantener la vivienda a una temperatura adecuada, no comer carne, no hacer frente a gastos imprevisto o tener retrasos en la pago de gastos relacionados con la vivienda, no disponer de automóvil o no poder sustituir muebles estropeados.
Para el cálculo también se analiza si las personas pueden sustituir ropa estropeada por nueva, si pueden tener al menos dos pares de zapatos en buenas condiciones, si pueden reunirse con amigos para tomar algo al menos una vez al mes o si pueden conectarse a internet. La combinación de todos esos factores es la que sitúa a las personas en riesgo de pobreza o con carencias materiales severas. Por ejemplo, en las Islas hay un 2,9 % de la población que no puede permitirse una comida de carne o pescado una vez por semana y un 4,6 % más no pueden afrontar los gastos que supone tener un automóvil propio.