Carolina Quetglas, directora general de BQ Hotels, es la nueva presidenta de la Agrupación de Cadenas Hoteleras (ACH) de Balears. Durante los próximos cuatro años será la imagen pública de un organismo que aglutina a todas las cadenas de las Islas, con un importante peso específico en el PIB balear y en materia de creación de empleo. Afirma que la temporada de verano 2022 va bien, pero que de cara al invierno hay «muchas incertidumbres».
¿Qué es lo que va a lastrar este año el resultado económico de una temporada con más ingresos de los previstos?
—No hemos conseguido las empresas, como en ejercicios anteriores, cerrar el precio de todos los productos para la temporada, lo cual en una coyuntura inflacionista va a afectar negativamente a la cuenta de resultados. Cada mes el coste de las facturas energéticas, de alimentos y bebidas se duplica y esto es inasumible.
¿Qué estrategia van a adoptar con los touroperadores en la contratación del verano 2023?
—Habrá que repercutir parte de las subidas de costes y la negociación será compleja. Lo que tenemos claro es que habrá una subida moderada de precios que dependerá de cada hotel y producto. Es una cuestión de puro mercado.
¿Cómo se presenta la temporada de otoño e invierno próxima?
—Con una total incertidumbre. La crisis económica que se avecina es muy fuerte y esto afectará, sin duda alguna, a la actividad turística. Nadie sabe lo que puede pasar porque todo es muy cambiante.
Se quejan del incremento de la oferta de alquiler turístico vacacional. ¿Qué piden a la Administración competente?
—Se trata de una oferta que ha crecido mucho en los últimos tres años, de ahí que pedimos a los Servicios de Inspección que la controlen, ya que la ilegal propicia la economía sumergida. El problema radica en que falta vivienda en las Islas y la proliferación del alquiler ha perjudicado porque muchos trabajadores del sector turístico no pueden venir a las Islas al no poder asumir los alquileres, lo cual repercute negativamente en toda la industria turística balear.
¿Qué previsión tienen respecto a la negociación del próximo convenio de hostelería?
—La subida de salarios en los últimos años ha sido brutal y se ha realizado en plena pandemia. Ahora, nos enfrentamos a un nuevo convenio de hostelería el cual asumiremos con incrementos moderados. Los hoteleros no somos los culpables de que la inflación esté disparada. En los ejercicios económicos buenos hemos apoyado a los sindicatos y ahora ellos deben entender la actual coyuntura de cara al próximo convenio.
¿Qué opinión le merecen las plataformas antiturísticas tras la pandemia y sus efectos?
—No tienen ni idea de lo que el turismo representa para Balears a nivel económico, social y laboral. No hay que morir de éxito, pero sí gestionar los flujos turísticos con criterios de calidad más que de cantidad.
¿Qué ha enseñado la pandemia al sector hotelero?
—A no dar nada por hecho y que todo se tiene que trabajar día a día. La pandemia ha acelerado el proceso de digitalización en las empresas del sector turístico balear. A esto hay que sumar que se ha incentivado la colaboración pública-privada, lo cual ha sido esencial para sobrellevar la crisis de la pandemia.
¿Cómo deben actuar las administraciones con la industria turística?
—Las administraciones nos tienen que acompañar en la mejora de toda la cadena de valor turística con la mejora de infraestructuras. Somos los únicos que invertimos en el destino y echamos en falta la inversión pública.
¿Hay que seguir apostando por la modernización?
—Para el sector hotelero es clave, ya que incide en la mejora de la calidad y nos hace ser más competitivos. La modernización debe ser continua.
¿Está de acuerdo con el apoyo del Govern a las Kellys?
—Han sido las eternas olvidadas en la hostelería y los empresarios asumimos el duro trabajo que realizan. Estamos totalmente de acuerdo con sus reivindicaciones, porque son un colectivo básico para un hotel y hay que mimarlas por ello. Apoyamos la prejubilación por el duro trabajo que realizan.
¿Qué opina de la suspensión de plazas turísticas?
—La suspensión y limitación era innecesaria. Entendemos que son exigencias turísticas, pero los PIAT ya regulaban esta cuestión.
¿Y de la erradicación del turismo de excesos?
—Los hoteleros pedimos y abogamos por ello. Hay que ser más contundentes. Es un tipo de turismo que no tiene que venir a Mallorca. Los hoteleros no tenemos ningún reparo en echar a los clientes de los hoteles si provocan algún tipo de problema. La crítica que hacemos es que no se ponen los medios adecuados para acabar con esta lacra y esto tiene que cambiar a nivel de todas las administraciones.
¿Cómo ve el vuelo directo de United Airlines de Nueva York a Palma?
—Muy positivo porque se abre un mercado con alto poder adquisitivo, lo cual beneficia a todo el tejido productivo y al sector turístico.