Más consultas, más adicciones y más presión asistencial. Este es el día a día de los profesionales de los diferentes dispositivos de salud mental de Baleares tras el fin de las restricciones sanitarias y de las diferentes olas de la pandemia. Las consultas han aumentado hasta un 16 por ciento en lo que llevamos de año. Nunca antes se habían visto tantos casos. Lo venían avisando los expertos: la mella psicológica de la COVID iba a traer consigo una oleada de trastornos derivados del confinamiento, la crisis sanitaria y la incertidumbre ante una más que probable recesión económica y la guerra en Ucrania, a las puertas de casa. Esa nueva ola ya está aquí.
Después de la pandemia
Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra este lunes, no hay mejor momento para hacer una radiografía del estado emocional de la población balear tras más de dos años de crisis sanitaria. ¿Hemos cambiado mucho? Al menos la pandemia ha puesto en el punto de mira que la salud mental existe, crece, se estropea y no desaparecerá. Ni mucho menos. Según se desprende de un estudio de la Confederación Salud Mental España, una de cada cuatro personas sufrirá una enfermedad mental a lo largo de su vida. La mayor parte derivada de la pandemia. Ha propiciado un aumentó del 25 por ciento de los trastornos de ansiedad y depresión, algunas de las llamadas ‘enfermedades silenciosas' del siglo XXI.
En este sentido, Oriol Lafau, coordinador autonómico de Salud Mental, apunta una de las causas de esta escalada de casos: «La sociedad ha descubierto lo vulnerable que puede ser. No somos súper dioses, solo seres humanos frágiles. Este aprendizaje nos deja el coronavirus. Y eso que algunos pensábamos que teníamos más capacidad de resiliencia frente a situaciones complejas o trágicas. No ha sido así».
Situación emocional
Lafau agrega que este verano no ha ayudado a mejorar la situación emocional de los residentes: «Estos meses de estío han aumentado los casos de ansiedad y malestar emocional. ¿El motivo? Tanto calor hace que la gente haya dormido mal. Y tantas olas de calor seguidas han terminado afectando a mucha gente. Si a esto le sumas la incertidumbre por la guerra entre Rusia y Ucrania... nos enfrentamos a una época repleta de cambios. Lo que se nos viene encima pinta muy complejo», apostilla el coordinador de autonómico de Salud Mental. Lo que ya es una realidad son los datos. Las consultas por conductas suicidas han aumentado hasta un 27 por ciento en la población infanto-juvenil de nuestra Comunitat, mientras que se eleva hasta un 45 por ciento en los adultos.
Sobre este tema quiere hacer hincapié Nicole Haber, responsable del Observatorio Autonómico del Suicidio. Aunque aumentan los casos de ideación suicida, la tasa de suicidio consumado en las Islas desciende hasta un 10,3 por ciento, siendo la única comunidad en la que los suicidios descienden, junto a Ceuta y Melilla. A nivel nacional, por ejemplo, la tasa de suicidios es la más alta de los últimos 20 años.
¿Por qué? Haber cree que «el trabajo que se ha llevado a cabo está dando por fin sus frutos».
Misma tendencia alcista mantienen los trastornos de la Conducta Alimentaria, que aumentan un 20 por ciento, así como las trastornos de ansiedad y las consultas relacionadas con adicciones de todo tipo, que crecieron entre un 25 y un 30 por ciento durante y postpandemia. Un dato «muy significativo», según los profesionales del área de coordinación de Adicciones.
Oriol Lafau, destaca algunos de los factores de riesgo que han hecho aumentar los diagnósticos, como que «la sociedad genera malestar emocional. Si fuera diferente, si no se creases falsos mitos sobre las enfermedades mentales y fuésemos más tolerantes, seguramente la carga descendería». Además, Lafau señala las redes sociales como un generador más de «frustración» muy peligrosa para la población.