El 70 % de los macroplásticos que flotan en aguas de Baleares procede de Argelia según el estudio Quantifying Transboundary Plastic Pollution in Marine Protected Areas Across the Mediterranean Sea realizado por un grupo de expertos de universidades y departamentos de investigación Marina de Grecia, Italia y Australia. Sylvaine Giakoumi, coautora de la investigación, dio a conocer la cifra durante una reciente conferencia en el Congreso de Áreas Marinas Protegidas, que organizó la Direcció General de Pesca i Medi Marí del Govern a finales de octubre en Palma.
El estudio utiliza el modelo Lanfrangian plastic drift con el objetivo de predecir la acumulación de plásticos en determinadas zonas y proteger el Mediterráneo. Concluye, entre otras cuestiones, que el tamaño de los plásticos está directamente relacionado con su capacidad de dispersión y con su destino final. Cuanto mayor es el plástico más se favorece su desplazamiento, por lo que los esfuerzos locales para reducir la contaminación por plástico en áreas protegidas son insuficientes en este caso. «La colaboración entre los países del Mediterráneo es crítica para implementar un manejo adecuado de planes contra la polución por plástico en sus aguas territoriales, especialmente en las protegidas», dice el estudio.
Los expertos llevan años avisando de los efectos perjudiciales del plástico sobre el medio marino, una cuestión que se considera como uno de los mayores retos ambientales de nuestro tiempo. El Mar Mediterráneo es una de las regiones marinas más contaminadas a nivel global. «Está rodeado por numerosos países de tres continentes con grandes diferencias en el estatus socioeconómico, regímenes políticos, lenguas, gobiernos y culturas lo que requiere implementar regulaciones comunes para la desafiante gestión de los ecosistemas marinos», avisan los expertos.
En aumento
La contaminación marina por plásticos se ha multiplicado por diez desde 1980 y se calcula que cada año se lanzan más de 10.000 toneladas de residuos al Mar Mediterráneo. Los científicos ya avisaban en 2015 que «desde el punto de vista ecológico y de la perspectiva de la vigilancia marina, el caso del Mediterráneo es de particular interés en lo que se refiere a la contaminación por plástico. Esta cuenca semicerrada, con salidas de agua restringidas, es una de las regiones más contaminadas a nivel mundial» y la situación no ha hecho más que empeorar.
Los daños que provocan los macroplásticos sobre los ecosistemas marinos han sido descritos repetidamente. «Los organismos marinos ingieren o se enredan en la basura plástica, lo que tiene un impacto en su salud, a veces incluso con consecuencias fatales». Cada año vemos en Baleares las secuelas que dejan en las tortugas marinas, por ejemplo.
La atención por la presencia de microplásticos y sus efectos sobre la salud del mar, pero también sobre la salud humana, es más reciente. Con menor capacidad de desplazamiento, los expertos creen que su presencia está directamente relacionada con las corrientes naturales o artificiales (torrentes o plantas depuradoras) del entorno más próximo. En el caso de Baleares según el estudio Quantifying Transboundary Plastic Pollution in Marine Protected Areas Across the Mediterranean solo el 7% de los microplásticos presentes en nuestras aguas llegan desde Argelia, un 7% de Marruecos y un 5% de Francia.
A diferencia de los macroplásticos, los microplásticos tienen la capacidad de penetrar en la cadena trófica afectando incluso a los organismos más pequeños. A través de la dieta de pescado y otras especies marinas, pasa a los humanos donde ya ha sido detectado en reiteradas ocasiones. De ahí que la comunidad científica tenga un especial interés por predecir también las concentraciones de micro y no solo de macroplásticos en el Mediterráneo. Observan con suma atención las áreas de interés para la conservación de los cetáceos, como es el caso de Baleares.