Los dos últimos acusados del ‘caso Cursach', los policías Gabriel Mayol y Josep Mayans recibieron la noticia de su absolución en los pasillos del Ajuntament de Palma. Ambos recibían abrazos de los policías que habían acudido a Cort para exigir las disculpas del alcalde de Palma, José Hila. «Me ha tocado la Lotería, yo no he hecho nada», decía Mayol. Por su parte, Mayans confesaba que «estoy contento de cerrar ya una etapa. Éramos los dos últimos que quedábamos en esta acusación particular.
Este local [sa Trobada] nos pedía 600.000 euros y dos años de cárcel. Era una operación para que subsidiariamente pagada el Ajuntament y sacar así dinero». Mayol y Mayans mostraron su satisfacción tras conocer la sentencia y advirtieron que «no teníamos ninguna duda de lo que hicimos. Sabíamos que éramos inocentes». La sentencia no solo absuelve a los dos agentes, defendidos en el procedimiento por el abogado Gaspar Oliver, sino que considera la acusación contra ambos temeraria y deduce testimonio contra su único denunciante por mentir durante el juicio.
Informes «inexplicables»
La resolución considera que la actuación de los dos policías de la Patrulla Verde en este establecimiento estuvo siempre justificada en órdenes y en expedientes administrativos que derivaban de denuncias de ciudadanos y vecinos.
Ataca de forma especial los informes de la inspectora del Grupo de Blanqueo: «Es también absolutamente inexplicable cómo puede concluirse que a sa Trobada se le hicieran inspecciones arbitrarias e injustas, cuando, conforme al expediente, este local era multirreincidente y tenía deficiencias constantes para poder funcionar. Y el colmo, sirva este hecho de sa Trobada, entre otros tantos, para las privaciones de libertad, entre otros los todavía acusados, Mayol y Mayans». Ambos agentes fueron de los que estuvieron ingresados en prisión preventiva por orden del juez Penalva durante más de diez meses entre 2015 y 2016.