Un total de 108.457 ciudadanos de Baleares -el 9,2 % de la población total- no pueden permitirse una comida de carne o pescado al menos cada dos días. Ese es el número de ciudadanos de las Islas en situación de pobreza severa, categoría que engloba igualmente a personas sin capacidad económica para disponer de un automóvil, mantener la vivienda a una temperatura adecuada o tener dos pares de zapatos en buenas condiciones.
Los estragos que a nivel económico y social causó la pandemia son en buena parte responsables del incremento de la población balear en pobreza severa, que en 2021 creció un 51,6 % respecto al año anterior. Esto es, 36.992 personas más que en 2020, según el último informe de la delegación en España de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN-ES).
Este incremento fue el segundo más elevado de todo el Estado después de La Rioja y más de 40 puntos por encima del crecimiento medio estatal (del 7,2 %), tal y como se refleja en el Mapa de la Pobreza Severa en España de EAPN. Según los criterios empleados para determinar la pobreza severa, se consideran en esa situación personas que viven en hogares cuyos ingresos por unidad de consumo son inferiores al 40 % de la mediada de renta nacional. Así, el umbral de renta para entrar en dicha categoría es de 6.357 euros por unidad de consumo. Es decir, que cada persona debe sobrevivir con menos de 278 euros mensuales para el caso de una familia con dos adultos y dos menores, y con menos de 530 euros mensuales si vive sola. El informe deja otro dato preocupante: las coberturas y prestaciones sociales desplegadas por la Administración Pública alcanzan solo a un 10,4 % de los ciudadanos en pobreza severa de Baleares.