El plan de choque para reducir las listas de espera empieza a dar sus frutos y pese a que en la última semana del año había 80.331 personas pendientes de la sanidad pública, desde que en marzo se aprobara «vemos un cambio de tendencia», asegura el subdirector de Atención Hospitalaria del IB-Salut, Francesc Albertí. Este enero el contrato global para sumar a las clínicas privadas en este desatasco de la sanidad pública empieza a funcionar al 100 % y si bien ya hubo derivaciones en diciembre, se ha programado otro millar y «esperamos mantener el ritmo en 2023», augura.
Y es que la lista de espera para una primera consulta con el especialista no mejora, «y es lógico porque Atención Primaria deriva a más gente porque trabaja más», señala Albertí. «Pensamos que el contrato global nos ayudará a mejorar el problema, sobre todo en los servicios más afectados como son digestivo, trauma, urología, cardio, derma y oftalmología», incide.
En la actualidad hay 66.392 personas esperando para una primera consulta, un 10 % más que hace un año y de éstas, lo que más preocupa es que 27.664 llevan una demora de más de dos meses, que es el plazo máximo marcado para considerar que se da una buena atención sanitaria. Si el decreto de garantía de demora estuviera vigente, todas ellas tendrían derecho a ser derivadas. Aunque no se ha recuperado tras la pandemia, sí se ha activado esta posibilidad. «Se llama persona a persona para ofertarle esta situación y, si acepta, les dan paso a la agenda de la privada. A medida que abren agujeros, los vamos colocando», explica uno de los responsables de esta estrategia. Albertí incide en la importancia de integrar el sistema de información del paciente para no perder la trazabilidad.
«Hemos empezado engrasando los circuitos y ya hay programados un millar, e intentaremos seguir a este ritmo», explica.
Los profesionales sanitarios de la privada tendrán acceso a las historias clínicas de los pacientes donde está toda la información del enfermo, «podrán consultar sus antecedentes, enfermedades o tratamientos y, una vez acabado el proceso, se hará un informe final que se colgará y será accesible a todos los profesionales», relata el funcionamiento.
Salud trabaja con un objetivo «hay que darse un par de años para normalizar la situación», motivo por el que Francesc Albertí añade que «hay que seguir bajando porque con medio año no basta. Asegura que la tendencia es buena, sobre todo en el ámbito quirúrgico. El plan de actividad extraordinaria se inició en febrero del año pasado y aunque se ha podido ralentizar meses como los de verano no se ha paralizado en ningún momento. «Estamos contentos pero no satisfechos porque en enero 15.318 personas esperaban una intervención y ahora hay 13.939, además hemos reducido de 3.841 a 3.121 los que esperaban más de medio año».