La vivienda nueva en Palma está fuera del alcance de los ciudadanos de a pie. Con pisos en alquiler que superan con facilidad los 900 euros y en escalada continua, la compra es una opción muy ansiada por los palmesanos. Sin embargo, apenas hay oferta asequible para los maltrechos bolsillos de las clases medias.
Un ejemplo: en La Soledat, entre las calles Sureda y Regal, se está desarrollando una promoción de viviendas donde la más económica vale 165.000 euros. Es un milagro si se tiene en cuenta que la mayoría de los pisos de nueva construcción superan los 350.000 euros con facilidad. «Ya está vendido, así como el de 200.000 euros», cuentan desde VAES Homes, que vende esta promoción. «Resulta difícil encontrar suelo a precios asequibles», afirman desde la empresa, que confirma que «la mitad de los compradores son extranjeros inversores. Los vendedores del suelo no quieren rebajar precios y además, han subido los precios de los materiales un 30 por ciento». La Soledat no escapa del boom inmobiliario y ya tiene pisos a 300.000 euros de nueva construcción.
¿Es posible construir nueva vivienda asequible? «Es la pregunta del millón», asegura la regidora de Model de Ciutat, Neus Truyol: «El mantra de que si hay más suelo habitable el precio de la vivienda baja es mentira. Durante la época de José María Aznar se cambió la ley del suelo y era más fácil construir en rústico. Llegó el boom de la construcción y el precio de la vivienda subió».
El área de Model de Ciutat está acabando el nuevo Plan General, básico para conocer el futuro crecimiento de la ciudad. «El PGOU aprobado en 1998 tenía fijadas 1.046 hectáreas de suelo urbanizable y quedaron por desarrollar 494,71. Pese a que había suelo, el precio de la vivienda no ha dejado de subir en los últimos 15 años», dice la edil. En el nuevo Plan General, el suelo urbanizable se ha reducido a 238,12 hectáreas.
«El precio de la vivienda tiene otras variables más allá de la disponibilidad del suelo. En el nuevo Plan General planificamos una ciudad más densa, con menos hectáreas pero más población. Las viviendas serán más pequeñas porque las familias también lo son», asegura Truyol, que añade que el 50 por ciento de las nuevas viviendas serán protegidas. De hecho, el objetivo es pasar de las 1.500 viviendas protegidas actuales a 10.700.
Pero otros no tienen tan claro que se pueda bajar el precio. «No es factible hacer vivienda protegida. En Palma no hay suelo y menos a un precio que permita hacer VPO», admite Luis Martín, presidente de los promotores de Balears. Calcula que en Palma el suelo más barato está en 400 euros el metro cuadrado, «en ubicaciones malas como Son Gotleu o La Soledat», mientras que en otras zonas puede llegar a 1.500. «No hay suelo grande para hacer un mínimo de 50 viviendas. Y además, si costara 400 euros el metro cuadrado, habría que sumarle otros 1.700 euros para construir VPO con eficiencia energética. Luego habría que pagar proyectos y licencias...».
Los costes se disparan y Martín calcula que para poder hacer VPO el suelo «tendría que costar 150 euros el metro cuadrado [el 25 por ciento del precio final del piso]. Y ese suelo ahora no existe o no está desarrollado». Y pone de ejemplo los urbanizables de Son Güells, Cas Pastors o Son Ximelis. A este suelo tan encarecido se suma además el incremento del 30 por ciento de los materiales. Las cuentas, dice Martín, no salen.
Mientras tanto, la segunda mano, que podría ser el refugio de las clases medias, sigue disparada y «un piso barato cuesta a partir de 150.000 euros». Palma se enfrenta a la tormenta perfecta. «Cada vez que alguien dice que habrá menos construcción, el suelo automáticamente se revaloriza», zanja Eduardo Robsy, ex director general de Habitatge del Govern, que añade que «según el Gobierno, en Palma está el segundo precio más caro del suelo de España». Para Robsy, la receta para hacer vivienda nueva económica está en «escuchar a los promotores. Haría falta más suelo pero los aires políticos se mueven en otra dirección». Se muestra a favor de «evitar los diseminados, que tienen un impacto ambiental más elevado. Combatir el incremento de población desde el urbanismo nos lleva a un mercado d