El Ajuntament de Calvià procedió durante la mañana de este martes al precinto de la discoteca Temple, de Magaluf, después de haberla sancionado por una falta muy grave recogida en el artículo 7 de la ley de excesos. Tal como avanzó este diario el pasado domingo, el local de ocio nocturno se enfrenta a una multa de un mínimo de 60.000 euros por utilizar bailarinas en la zona Vip, ubicada en la planta superior del local y visible desde la calle.
Según la norma de rango autonómico, esta situación –aunque no recogida de forma textual– provoca la «cosificación de la mujer», así como su «hipersexualización». La propiedad de la discoteca tiene claro que plantará batalla legal contra un texto que considera «discriminatorio». De hecho, el responsable del negocio, Gabriel Carbonell, califica de «sinsentido» que la ley defina como cosificación los mismos comportamientos que sí se permiten, en cambio, a 100 metros de distancia, en el área no afectada por la normativa.
Mientras tanto, las profesionales se han puesto manos a la obra para, de la mano de CAEB Restauración, crear una asociación que defienda sus intereses ante lo que, según ellas, es una «denigración» por parte del propio legislador. Barbora Novakova, la mujer que bailaba en el momento en que se impuso la sanción, ha perdido el trabajo y busca ya otra discoteca en la que sí esté permitido el baile, mientras Carla Nickson exige «respeto» para una profesión «muy digna».