La nueva consellera de Salut, Manuela García, casa a la perfección con las medidas estrella sanitarias que propugnó el Partido Popular durante la campaña electoral. Habrá una auditoría en el IB-Salut, se conformará una dirección general de Salut Mental, se priorizará la fidelización y atracción de profesionales y la acreditación del catalán dejará de ser un requisito para acceder a una plaza sanitaria. «Será un mérito porque somos totalmente conscientes de que no existe un problema en la relación médico-paciente y además se potenciará el uso de la lengua dentro de las consultas», ha dicho García, la mañana de este martes, en el traspaso de cartera con la ya ex consellera Patricia Gómez.
Dentro de los retos más importantes a los que se enfrenta en esta nueva legislatura ha destacado, sobre todo, la necesidad de captar a más personal en el área de Ibiza o incluso en el hospital de Manacor. «El personal es importante a la hora de poder disminuir las listas de espera quirúrgicas o de consultas y las medidas de fidelización y atracción», ha señalado.
García es, por cierto, anestesióloga en Son Espases desde 1987, una de las especialidades, de hecho, con más carencia de profesionales. Pese a entrar en la adminsitración pública a gestionar por primera vez, la nueva consellera del Govern Balear ha sido presidenta del Col·legi Oficial de Metges (COMIB) y acaba de dimitir, por incompatibilidad, del cargo de vicepresidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGOM). Pese a reconocerse «asustada porque sino sería una inconsciente, me gusta la gestión, es un reto importante», ha dicho.
En la distancia, la miraba quien será su mano derecha, Javier Ureña, a quien se nombrará director general del IB-Salut en sustitución de Manuel Palomino. Quedan por desvelarse los nombres del resto del organigrama sanitario, pero García ya ha advertido que no hará «tabla rasa». En este sentido, «los perfiles técnicos pueden mantenerse, lo que funciona lo potencias y lo que no lo modificas», ha concluido.