Misterio, intriga e incertidumbre en la calle Son Ventallol de Palma. El pasado sábado, sobre las 18:30 horas, una vecina de la vía alertó a los equipos de emergencia de que su mascota (conejo) había desenterrado unos huesos de su jardín. Según el relato de la denunciante, la casa la compraron hace aproximadamente unos 20 años, aportando la documentación e identificación de todas las partes involucradas en aquella compra-venta del inmueble. La dueña, aproximadamente hace un mes, se percató de que su conejito había sacado unos huesos de su madriguera.
Concretamente se trata de varias piezas de unos 6,5 centímetros algunos de los cuales se encontraban astillados. En un primer momento, la dueña no le dio la menor importancia. Días después, el animal volvió a sacar nuevos restos y la mujer decidió llevarlos a su veterinario de confianza para quedarse más tranquila. Una vez analizados los restos, el profesional que trata habitualmente a la mascota informó a su propietaria que los huesos no correspondían a ningún animal. Es decir, que los restos óseos podrían ser humanos.
Rápidamente, agentes de la Policía Científica de la Policía Nacional y el médico forense de guardia de los juzgados de Vía Alemania se desplazaron hasta el lugar del suceso y se hicieron cargo de la investigación de lo sucedido. Tras recabar todas las pruebas halladas en el jardín, los expertos policiales las enviaron a un laboratorio especializado en el análisis de este tipo de investigación. Por su parte, el médico forense desplazado tenía serias dudas de que fueran humanos, pero el resultado de las pruebas será determinante para arrojar algo de luz a la disparidad de opiniones entre el facultativo y el veterinario sobre la procedencia de los huesos.