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Vidas paralelas: el fin de ciclo político arrolla a CS y Podemos

Los naranjas barajan otra refundación y los morados mantienen una estructura intervenida

Comparecencia de Antònia Jover en Podemos la noche de las elecciones del 28-M. | Laura Becerra

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El fin de un ciclo político ha arrollado a Podemos y Ciudadanos (CS), que –por lo que se refiere a Balears– se han quedado únicamente con una mínima presencia municipal (Unidas Podemos logró un asiento en el Consell d'Eivissa y otro en el Parlament por esta isla en coalición con EU) después de haber tenido un papel relevante en las anteriores legislaturas autonómicas. Ambos han tenido una evolución similar. Las dos formaciones, en las elecciones generales de 2019, rompieron con el bipartidismo y acariciaron, uno, superar al PSOE por la izquierda y, el otro, por la derecha. Ahora asumen que su marca está en declive.


Podemos tiene en Balears una dirección asistida e intervenida; está pendiente de que la dirección estatal convoque un proceso asambleario para elegir una nueva dirección (a la que no optará Antònia Jover, que puso su cargo a disposición del Consejo Ciudadano Autonómico junto al resto de la dirección) y el anuncio de Patricia Guasp de que deja sus cargos en Ciudadanos, obliga a elegir una nueva dirección. En Balears se nombrará una comisión gestora. Al frente de la dirección estatal sigue como secretario general Adrián Vázquez, pero la portavocía política ha quedado vacante. Los estatutos marcan que deben convocarse primarias para cubrir el puesto que deja vacante Guasp, que ha aceptado una oferta para dirigir en Balears la empresa de auditoría y consultoría PwC, donde estaba en excedencia.


José Ramón Bauzá, expresidente del Govern con el PP, es (junto al resto de eurodiputados) el cargo de más alto rango de CS. Bauzá evita las declaraciones, pero no parece que vaya a pugnar por el puesto de Guasp. Ya no formaba parte ni de la dirección balear ni tampoco de la estatal. Va por libre. Le queda un año de mandato. CS acaricia ahora un nuevo intento de refundación, que pasa por cambiar de nombre y promover una plataforma con otras formaciones centristas y liberales. Será a partir de septiembre y, en todo caso, una vez que se despeje si hay elecciones a la vista o no. «Estamos ante un cambio de ciclo», indicaron a este diario desde la dirección estatal.


«Cambio de ciclo» fue también el término que utilizaron desde Podemos en Balars. Podemos no tiene personal en las Islas (Madrid acordó un ERE que afectó a su plantilla) pero, de momento, siguen las cuatro sedes (una en Palma, otra en Manacor y las de Menorca y Evissa) a las espera de si su marca nueva es Sumar. Sus caras más visibles son las de Cristina Gómez (diputada) y Lucía Muñoz (edil de Palma). El representante de Eivissa no milita en Podemos sino en EU.

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