«El pecado original de Israel es que es la única democracia de la zona». Ari Molina (Arieh Girondí en hebreo) fue el jefe de la Policía Local de Andratx y hace quince años se convirtió al judaísmo. En la actualidad es el presidente de la Comunidad Judía de Balears.
¿Cómo vivió la invasión de Hamás a Israel de hace dos semanas?
—El ataque fue a las seis y media de la mañana, y lo supe casi enseguida. Me quedé en shock. Estaba en Palma la embajadora de Israel, que tenía que ver un documental sobre Golda Meir. Las imágenes que circulaban por las redes sociales eran tremendas. Ha sido el primer pogromo del siglo XXI. Eran inocentes masacrados, mujeres violadas… Para nuestra mentalidad occidental es inconcebible. Fue una explosión de rabia antisemita.
¿La reacción de Israel es proporcionada?
—Hagamos lo que hagamos siempre lo hacemos mal. Han mancillado cadáveres, los han mutilado… Era de esperar una reacción israelí. Pero no hay que olvidar que el objetivo de todo esto es que fracasen los acuerdos de Abraham, que firmaron Emiratos Árabes Unidos, Marruecos, Baréin y Sudán y que estaban dejando aislada a Irán.
El Mossad y la Inteligencia israelí falló de forma clamorosa.
—Es evidente. Pero esto ahora es una cuestión aparcada, hay otras prioridades. Algo ha fallado, imagino que habrá una comisión que lo investigue, pero de momento tenemos un Gobierno de concentración nacional.
El primer ministro Netanyahu ha querido doblegar a la Justicia y ha dividido al país.
—Es cierto que hay una pugna fuerte por cómo funciona el Tribunal Supremo, pero es un tema complejo. Pero en estos momentos se han aparcado las diferencias por todo lo que estamos viviendo. Luego ya se verá qué pasa.
Para añadir más leña al fuego, el bombardeo al hospital de Gaza.
—Seguramente haya sido un misil de la Yihad Islámica. Lo que está claro es que esto no beneficia en absoluto a Israel. Por eso le decía antes que tenemos la culpa de todo siempre, aunque no seamos los responsables.
¿La comunidad judía de Mallorca vive segura aquí?
—Sí. Ahora la Policía Nacional ha aumentado la vigilancia, pero en general no recibimos amenazas. Somos unos 150 miembros, es una comunidad pequeña.
¿Cómo valora el choque entre la Embajada israelí y el Gobierno español?
—Es un tema zanjado para nosotros.
¿Por qué no permiten que Palestina sea un Estado?
—El Estado palestino data de 1948, ya está creado. Lo que ocurre es que el odio entre las distintas facciones es tremendo. En Cisjordania gobierna Al Fatah; en Gaza, Hamás. Y entre ellos han tenido y tienen muchos enfrentamientos, porque tienen visiones distintas del problema palestino.
¿Gaza es la cárcel más grande del mundo?
—Es un mantra que se repite. Le recuerdo que cada día entran en Israel 30.000 trabajadores palestinos, y vuelven a Gaza de noche. ¿Esto es una cárcel? Además, Gaza recibe ayudas internacionales. ¿Quién controla ese dinero? Los dos millones de gazatíes son prisioneros de Hamás. Esa es la realidad.
¿Existe un Apartheid judío en Palestina?
—Eso es totalmente falso y se lo voy a rebatir. Lo primero que quiero destacar es que el pecado original de Israel es ser la única democracia de la zona. Eso no lo perdonan. Los árabes pueden estudiar en nuestras universidades, no hay disgregación racial, tenemos mandos militares musulmanes, doctores beduinos, nos bañamos juntos en las playas de Tel Aviv. En fin, hablar de Apartheid es una falsedad por mucho que se repita.
¿Irán, el archienemigo de Israel, está detrás de todo?
—Deben estar muy felices con todo lo que está ocurriendo en estos momentos, eso seguro. Son persas, creo que saben que sería muy temerario que entraran directamente en guerra con Israel. Su clave es no quedar aislados. Irán es capaz de matar a una mujer por llevar mal puesto el velo, ¿cómo podemos aceptarlo?
Hizbulá desde El Líbano y radicales islamistas de Cisjordania se podrían sumar a la guerra.
—Los primeros es posible, pero los otros no lo creo. Piense que en Cisjordania son enemigos de Hamás, que gobierna Gaza. Odian más a Hamás que a los judíos. No creo que salgan en su ayuda.
Un asalto a Gaza, con su red de túneles y 30.000 yihadistas atrincherados, podría ser una carnicería, incluso para el ejército israelí.
—En 2014 ya tuvimos una intervención militar en Gaza y se sacaron lecciones. Eso es una obviedad. La experiencia del combate urbano en Irak, por ejemplo, también está muy presente. Pero no olvide que el Ejército israelí tiene un código ético: avisa antes de atacar un edificio, para proteger a la población civil. Las vidas humanas son sagradas, sean de quienes sean.
Israel no ha dejado de crecer a costa de sus vecinos árabes desde su creación en 1948.
—Eso es debido a las guerras que ha habido. Hemos tenido que defendernos, estamos en nuestro derecho. El Sinaí egipcio se devolvió tras firmar un acuerdo de paz con ellos, pero ¿qué hacemos con los Altos del Golán? No se puede llegar a una acuerdo con Siria, está colonizada por Irán. No se puede devolver nada porque no nos ofrecen garantías de nada. Desde los Altos del Golán se divisa Tel Aviv. No queremos una paz a cualquier precio, es un tema de seguridad. ¿Sabe qué decía la exprimera ministra Golda Meir? «Los judíos tenemos un arma secreta: No tenemos otro lugar adónde ir».