«Estoy muy contenta y emocionada. No tengo palabras para describir la alegría que he sentido al ver a los guardias civiles que me salvaron la vida. Estaba comprando en el Mercadona y mi amiga ha venido a toda prisa y me ha dicho: ‘Catalina, ven corriendo que están en la plaza los del helicóptero de la Guardia Civil que te rescataron'. El corazón se me puso en un puño y dejé las bolsas en el suelo y me fui corriendo a verlos», apunta Catalina Vicenç, una vecina de Llucmajor que sufrió un desmayo en la montaña y estuvo a punto de morir.
El pasado sábado, el municipio de Llucmajor celebró una jornada de emergencias que contó con la participación de las diferentes unidades de la Guardia Civil, Policía Nacional, SAMU-061, Emergències del 112, Protección Civil y las diferentes policías locales. La Benemérita realizó varias exhibiciones y también mostraron parte del equipamiento del Grupo de Rescate de Montaña, Servicio Aéreo etc...Entre ellos, se encontraban los guardias que, una semana antes, habían rescatado ‘in extremis' a la vecina de Llucmajor.
«Yo soy una persona que tengo 80 años pero voy a caminar todos los días unos ocho o nueve kilómetros, pero siempre en plano. Unas amigas me invitaron para ir a hacer una excursión a la montaña, al Puig de Ses Bruixes junto con unas 70 u 80 personas. Todo iba bien hasta que cuando estaba en la parte más alta de la montaña comencé a sentir mareos y comencé a vomitar. No estaba bien, muy agotada y no podía seguir. En un momento dado, me desmayé», relata Catalina.
Las amigas y el resto de senderistas llamaron al 112 y se activó el protocolo de rescate. Al encontrarse en una zona de difícil acceso para los equipos sanitarios, se decidió realizar el rescate por vía aérea. El ‘Cuco', helicóptero de la Guardia Civil llegó hasta su posición y procedió a trasladar a la anciana hasta el hospital de Son Espases. «Yo solo me acuerdo de la llegada al hospital que un guardia me decía ‘Catalina, no se duerma que ya llegamos'. Minutos más tarde ya me desperté en una sala llena de médicos. Si no hubieran venido tan rápido con el helicóptero ahora estaría muerta», comenta la octogenaria visiblemente emocionada y con lágrimas en los ojos.
«Cuando vi a los guardias que me salvaron la vida sentí una gran alegría y ellos también. Nos dimos un abrazo y no podía parar de darles las gracias. Viva la Guardia Civil. Y también los médicos de Son Espases que me trataron muy bien. El doctor me dijo que esto era un aviso, que se acabó eso de ir a la montaña. Es más, le he hecho la cruz. Tenía que ir a Lluc y ya he dicho que no voy ni en coche», concluye. Finalmente, todos ellos se fundieron en un abrazo. Jacobo y Catalina se hicieron una fotografía de recuerdo.