El local que se desplomó el jueves por la tarde en la Platja de Palma ya había sido sancionado por otras infracciones urbanísticas años atrás, según han informado en fuentes de la investigación. Se trataba de expedientes sancionadores que se tramitaron durante años en el departamento de Urbanisme del Ajuntament de Palma, relacionados con obras y reformas del edificio.
De hecho, la transformación de la construcción de la calle Cartago no pasó desapercibida para los técnicos municipales, que comprobaron cómo el edificio cambiaba de uso y ganaba espacio para otras actividades. Los expertos municipales están convencidos que la terraza que se hundió, y que mató a cuatro personas y dejó heridas a otras 16, era ilegal porque su uso inicial era «no transitable», según consta en la Inspección Técnica del Edificio (ITE) que pasó en 2017.
Un año después dos hermanos austríacos montaron un restaurante mexicano llamado Tex Mex y en 2021 se empezó el proyecto del actual Medusa Beach Club. Los expedientes abiertos en Cort por infracciones urbanísticas serían anteriores a esta etapa, según las fuentes consultadas. En estos momentos también se investiga si se eliminó un pilar entre las dos terrazas que se unieron, en los números 34 y 36. Algunos vecinos han sostenido esta posibilidad, que ahora deberá ser descartada o confirmada. De hecho, desde que el edificio colapsó varios residentes en esa calle o los alrededores están colaborando activamente con las autoridades. Otra de las consecuencias del dramático derrumbe del jueves es que el Ajuntament intensificará los controles en establecimientos de la Platja de Palma para evitar nuevas tragedias como las del Medusa. En Cort hay cierto nerviosismo porque algunas informaciones apuntan a que ciertos establecimientos abiertos al público, y que reciben una gran afluencia de público, sobre todo de turistas, no estarían al día en cuanto a licencias urbanísticas y permisos de uso. En este sentido, están en el punto de mira municipal una serie de ‘empresarios' holandeses que en su día presionaron para obtener licencia de apertura y que luego realizaron ciertas obras de ampliación.
Los vecinos sostienen que se trata de «auténticos piratas», que han hecho y deshecho a su antojo durante los últimos trece años en la Platja de Palma. Alguno de estos holandeses está relacionado con el narcotráfico. Ahora, desde Cort tratan de aclarar si esta supuesta impunidad urbanística de años atrás tiene fundamento. El objetivo prioritario es descubrir si otros negocios abarrotados de turistas presentan una estructura constructiva similar a la del Medusa. En la ITE que pasó el local de la calle Cartago se advirtieron algunas deficiencias, que en todo caso no comprometían la seguridad del edificio. Se recomendaba, con todo, subsanarlas. Eran pequeñas patologías habituales en los edificios de la primera y segunda línea de la Platja de Palma, expuestos a la humedad. En cualquier caso, el informe no contemplaba la instalación de un restaurante y un chill out sobre aquella cubierta, por la sencilla razón que no podría soportar el peso, tal y como ha ocurrido.
Tras esa inspección técnica, se llevaron a cabo obras y reformas en el local, que ahora están siendo analizadas para comprobar cómo influyeron en el colapso del pasado jueves por la tarde.