Sus majestades los Reyes de España asistirán está noche a la reapertura del Gran Teatro del Liceo, que abre sus puertas casi seis años después del incendio que destruyó 150 años de historia y tras una reconstrucción que ha alcanzado un coste de 17.000 millones de pesetas y que ha permitido duplicar su superficie.
La ópera que inaugura esta nueva etapa del Liceo es «Turandot», de Puccini, la misma que estaba anunciada en cartel cuando tuvo lugar el incendio, con escenografía de Núria Espert, la misma Núria Espert que en enero de 1994, cuando el humo de los restos de incendio era visible desde diferentes puntos de la ciudad, declaraba: «es cómo si hubiera muerto alguien de la familia», una frase que condensa la idea de lo que el Liceo significaba para algunos barceloneses.
El nuevo Liceo se ha rehecho, cual Ave Fénix, desde sus cenizas, pero la reconstrucción ha supuesto también la modernización de sus viejas estructuras pues ha dejado de ser el símbolo de la pujante burguesía catalana para convertirse en un moderno teatro público. Conviven, eso sí, las molduras doradas, las lámparas modernistas y el terciopelo de la sala, reproducido como era antes del incendio del 31 de enero de 1994, con la más moderna tecnología acústica y de seguridad contra incendios de la lírica mundial.