Desde hace 15 años frecuenta la isla para trabajar en labores nocturnas durante la temporada veraniega, aunque hace ya cuatro años que Juan Ricart decidió instalarse en Eivissa con su mujer, inglesa, y su primera hija, nacida aquí. Su modus vivendi, pues, es ajeno al mundo de la literatura, aunque sus vivencias son aprovechadas a veces para nutrir sus relatos breves, recopilados en dos volúmenes, el segundo de los cuales acaba de aparecer en la editorial «El Nudo Gordiano» de Barcelona, ciudad en la que nació hace 38 años.
Con el título de «El baile de las sirenas y otros relatos extraños», el libro reúne nueve narraciones sin apenas ningún nexo de unión entre ellas. «Si tienen alguna unidad que los caracteriza es la intención de sorprender al lector, jugar con él, que se quede al final, para bien o para mal, sorprendido; que no le deje indiferente la lectura. Incluso creo que algún relato puede causar cierta sensación de pesadumbre, de malestar; pero mientras produzca una sensación, que es lo que busco, bienvenida sea», explicó a este periódico con el entusiasmo que le ha llevado a hacerse responsable de los gastos de la edición. En cuanto al tono y al estilo, también tiene la obra una pluralidad de direcciones. «No, tampoco hay unidad de género; los relatos van desde lo que denominamos realismo mágico, hasta el gótico, pasando por lo esperpéntico, casi tocando a Valle Inclán».
Entre su primer libro, «Desideratum» y este, han pasado 15 años. «Fue un opúsculo más bien y con una tirada pequeña, de 450 ejemplares, que me dediqué a distribuirlos personalmente. Curiosamente me los cogió El Corte Inglés de Barcelona y me los vendieron todos». «Esta vez he estado arropado por un editor que trabaja con escritores noveles y la distribuidora ha hecho una edición de 1.600 ejemplares que, de momento, no han llegado todavía a la isla», añadió.
A pesar de conocer Eivissa desde hace tantos años, Juan Ricart se considera nuevo en la plaza a efectos literarios. Por esa razón tiene sus dudas sobre si presentar aquí su libro o no. «Es que nunca me he movido en los círculos literarios de la isla, ni tengo relación con ellos. Siempre me he mantenido muy al margen y no sé como funcionan aquí estas cosas». «Pero claro que me gustaría, porque todo escritor lo que persigue es dar a conocer su obra, que trascienda a cuantos más lectores mejor». Como suele suceder con muchos escritores jóvenes, también en Juan Ricart su primer contacto creativo fue de orden poético. «Antes escribía básicamente poesía, pero me he inclinado finalmente por la prosa; entre otras razones, porque creo que tiene más salida, muchísima más salida. La poesía está reducida a ámbitos muy minoritarios y marginales», aseguró.