«La religión maya. Calendario y ritual» fue el título de la cuarta conferencia del curso sobre los Mayas, que, impartido por el profesor Batalla Rosado, se clausura esta noche en la Extensió Universitària. «El universo maya se constituye por un tiempo siempre cíclico en el que cada periodo es testigo de un proceso de creación y destrucción», apuntó el ponente.
En la cultura Maya el espacio se conformaba verticalmente por el Cielo, la Tierra y el Inframundo; y horizontalmente por la presencia de las cuatro direcciones cardinales que se asociaban a un color, más el centro, que era concebido con una gran «Ceiba», el árbol sagrado que unía el Cielo con el Inframundo.
El ritual religioso de los Mayas «estaba en manos de una casta sacerdotal que, asentada en las grandes ciudades, elaboró un ceremonial muy complejo que permitía interpretar los designios de los dioses. Para comunicarse con éstos, el sacerdote debía alcanzar un estado de pureza que conseguía con los ayunos, las ausencias de contacto sexual, baños purificadores en la casa de vapor, ingestión de alucinógenos y aislamiento del resto de la población», explicó ayer el profesor Batalla.