La película española «Pau i el seu germà», de Marc Recha, trajo ayer un soplo de aire fresco al festival de Cannes tras la proyección de la cinta inaugural del certamen, «Moulin Rouge», criticada por su convencionalismo.
La cinta de Recha, en cambio, es una obra intimista y lenta, con un ritmo propio, en la que se habla del tiempo y de la vida, de la incomunicación entre los seres humanos, del silencio y de la destrucción de la naturaleza. Tras el pase, Recha dijo que «se trata de un filme visceral, intuitivo, de personas que están a punto de cambiar la trayectoria de sus vidas». «En esta película -añadió- asistimos a la desaparición súbita de una persona que deja detrás de sí un vacío». Reconoció también que el filme está en parte inspirado en hechos reales y que fue «un desafío apoyarme sobre un material muy concreto y poder diluirlo en una ficción».
La cinta cuenta una historia trágica: Pau se entera de la muerte de su hermano Alex, del que últimamente no tenía noticias. Acompañado de su madre, deciden viajar hacia el pequeño pueblo de los Pirineos donde habitaba el desaparecido. En esta alejada región que parece el fin del mundo, ambos descubrirán el universo del hijo y del hermano, sus amores y sus odios y las personas que lo rodeaban.