El pintor, fotógrafo y artista plural Josep Vallribera, catalán de origen y residente en la isla durante muchos años, inaugura a las ocho y media de esta tarde en la iglesia de l'Hospitalet una exposición que ha titulado «Lo món com objecte-art». Como acto complementario, el artista catalán realizará junto a Tony Moore una performance de action-art con textos del propio Vallribera y composiciones del músico británico, colaborador ocasional suyo desde hace quince años. La exposición permanecerá abierta al público hasta el 15 de septiembre.
La muestra supone el regreso a Eivissa de un artista polifacético que pasó gran parte de su juventud en la isla, abriendo incluso su propia galería en Sant Antoni, hasta que en 1974, decepcionado por el cariz que iba tomando la isla por la presión del turismo, decidió marcharse. Desde entonces, ha desarrollado una notable trayectoria profesional, y en estos momentos «su obra está reconocida a título crítico y en colecciones importantísimas en toda Europa, aglutinándose siempre con los informalistas clásicos de viejos cuño», según explicó Elena Ruiz, directora del MACE.
Josep Vallribera ha realizado la instalación pensando en esta iglesia desacralizada y convertida en centro de arte. «Me gustaba el aire místico del lugar, de ahí la cruz con las fotos, o la «í...» de neón que he puesto a la entrada, como referentes del espacio y el tiempo, las dos coordenadas fundamentales del conjunto», explicó ayer el artista. «Las pinturas que hay son bastantes literarias, dentro del concepto de arte total que he querido darle, junto con las ideas que me ha aportado Tony, a quien conozco desde hace 15 años y con el que he colaborado a menudo».
Por su parte, Elena Ruiz manifestó su alegría por el regreso a la isla de Vallribera. «Ahora que tiene una trayectoria separada de Eivissa, en lo profesional, que no en lo sentimental, es una alegría recuperarlo en un momento de madurez, muy suelto como artista, que puede jugar en un plano multimedia (neón, fotografía, tintas chinas, técnicas mixtas, pintura...)». «Son cosas que se puede permitir una persona cuando ha llegado a unas cotas de madurez donde los miedos desaparecen por tener una obra reconocida por la crítica y el público», añadió.