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Los cuadros robados a Esther Koplovitz no tendrían salida en el mercado

Entre las dieciocho pinturas sustraidas figuran obras de Goya, Brueghel, Pisarro y Sorolla

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El director del Museo del Prado, Fernando Checa, entiende que la colección de cuadros robados a la empresaria Esther Koplovitz, entre los que figuran obras de Goya, Juan Gris, Brueghel, Sorolla, Gutiérrez Solana y Pisarro, no tienen ninguna salida en el mercado, ya que están perfectamente controlados. En declaraciones a Europa Press, Fernando Checa dijo ayer que «estas obras no pueden salir fácilmente de España y no pueden ser vendidas ni dentro ni fuera de nuestro país, porque son obras absolutamente conocidas y célebres, que no tienen ninguna salida en el mercado». «Aunque estos cuadros fueran vendidos a precio regalado -añadió-, nadie las podría comprar por ser totalmente conocidas. En el caso de los cuadros de Goya, son tan conocidos como los que de este autor posee el Museo del Prado. No tienen ninguna posible salida comercial, ni cara ni barata».

Los dos cuadros de Goya fueron expuestos en la exposición de pequeño formato de esta universal artista aragonés. Se trata de dos obras que proceden de la Finca El Capricho de los Duques de Osuna, que posteriormente pasaron a Esther Koplovitz, y forman parte de una serie en posesión de distintos coleccionistas españoles. Checa indicó que los cuadros de Goya propiedad de Esther Koplovitz que ahora han sido robados han sido expuestos varias veces, de las que la última fue la muestra «Goya pequeño formato». El director del Prado recordó que son obras reproducidas en los libros de Goya.

Por otra parte, el Jefe de Pintura Flamenca y Holandesa del Museo del Prado, Matías Díaz Padrón, consideró ayer que la protección de los cuadros de la casa de Esther Koplovitz ha sido «descuidada» y calificó de «burdo» el sistema de seguridad contratado para un domicilio con obras de «esta naturaleza». Según Díaz Padrón, las empresarias se habían hecho «con una colección de obras extremadamente importantes, todas conocidas y magníficas que no responden a un gusto determinado por épocas o por estilos, por lo que se ve que no han sido compradas como una inversión, sino como algo entrañable que responde a sus gustos y a su vida».

No obstante, en opinión de este conservador del Prado, este suceso se podría haber evitado si se hubieran «utilizado medios de seguridad que contactasen con la policía al tocar el cuadro u otros dispositivos similares, e incluso asegurar cada cuadro individualmente con un dispositivo silencioso o una célula que permitiese su localización». Díaz Padrón lamentó lo ocurrido y apuntó que las obras robadas «pertenecen ya a un patrimonio nacional» y «son dignas de cualquier gran museo del mundo», aunque no las dio totalmente por perdidas y confió en que algunas de ellas «aparezcan en cualquier momento y sirvan de hilo para localizar las demás».

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