Víctor Manuel actuó por última vez en Eivissa en 1973. Entonces, Ana Belén acudió al concierto como oyente. Esa misma sensación se produjo, de este modo y a la inversa, el pasado domingo por la noche en el recinto ferial ante la primera oportunidad de ver a la pareja de cantantes junta sobre un escenario. Durante las dos primeras horas de recital, Víctor y Ana fueron alternándose en escena mientras uno de los dos quedaba en segundo plano. Pero al público pareció no importarle demasiado este detalle y se mostró entusiasta desde el principio, saludando con una gran ovación a la salida en solitario de Víctor sobre el escenario, dispuesto a ponerse al respetable en el bolsillo saludando en catalán: «Bona nit. Benvinguts», dijo con soltura el asturiano.
Mientras, el público aún buscaba la ubicación más adecuada para seguir la parada ibicenca de la gira «Dos en la carretera». Por la explanada del recinto ferial -cubierta en la mitad de su aforo- se vieron personas con pizzas «to take away» y bocadillos, señoras con prismáticos y personal con cds de la pareja de artistas dispuesto a lograr una firma que los convierta en piezas únicas. Aunque también hubo espectadores de excepción, como la televisiva Isabel Gemio, acompañada por su inseparable Nilo. Sobre el austero escenario -se esperaba algo más en este sentido- nueve músicos arropaban con precisión a Víctor y Ana.
Precisamente, la cantante logró más aplausos que su pareja al aparecer ante el público. «Es mi primera vez -dijo-. Quedan pocos lugares en España en los que no haya tocado y este es uno de ellos, y estoy encantada de poder hacerlo». Ovación garantizada a sus palabras. «Y así continuó el concierto durante sus dos primeras horas -no puede negarse que son generosos con sus seguidores, puesto que la actuación duró finalmente dos horas y veinte-. Pero estos dos cantantes ya tienen muchas tablas y supieron alternar hábilmente los nuevos temas (extraidos de sus últimos discos: «El hijo del ferroviario», Víctor, y «Peces de ciudad», Ana) con canciones que son un éxito seguro vayan donde vayan. De este modo, piezas como «Qué pena», «El hijo del ferroviario», «Hay más de dos caras» y «Un extraño en mi bañera» (canción que Ana dedicó a todas las mujeres maltratadas: «Si te quiere no te pega y si te pega no te quiere», dijo) se mezclaron con «Lía», «El abuelo Víctor», «Son de negros en Cuba», «Sólo le pido a Dios» y «El hombre del piano», entre otras. El público seguía esperando a que ambos se decidieran a cantar conjuntamente.
Y ocurrió. La recta final del concierto supuso el encuentro. Con «Contamíname» cerraron el concierto. En los bises continuaron juntos con «Luna», «La puerta de Alcalá» y «La muralla» , adecuadísimas canciones para la explosión del respetable, que comenzó a dar palmas y a cantar con ganas los estribillos. Perfectamente visibles desde un lateral del escenario, los fuegos artificiales de las fiestas de ses Figueretes amenizaron involuntariamente «La puerta de Alcalá» («Mírala, mírala. El fuego artificial», cantó Víctor Manuel obteniendo nuevos aplausos del respetable). Tras más de dos horas de concierto, cantantes y músicos se retiraron del escenario mientras las tres mil personas que se dieron cita en el recinto ferial abandonaban satisfechas el lugar. Al despejarse la explanada se pusieron al descubierto las sillas que algunos acercaron a las primeras filas para seguir más cómodamente la larga lista de canciones ofrecidas por Víctor y Ana.