El fallecimiento de Marià Villangómez desencadenó ayer toda una serie de reacciones por parte del mundo político, social y cultural de Balears, aspecto que pone de relevancia la importancia del autor ibicenco dentro de las letras de las Islas.
Visiblemente afectado por la noticia, para Joan Murenu, integrante del grupo UC, ha muerto una persona «insustituible» cuya labor cultural «ha sido un punto de referencia para todos».
«Nos deja -señaló la presidenta del Consell, Pilar Costa- una magnífica persona y un genio de las letras catalanas cuyo mejor legado es su obra». El alcalde de Eivissa, Xico Tarrés, considera que es una «pérdida importantísima» para la sociedad pitiusa: «Siempre será un referente para el mundo de la cultura y de la literatura. Es una pena. En mucha gente ha dejado una semilla importante. Nos debemos sentir orgullosos de que haya sido ibicenco».
Aunque esperado, el fallecimiento del escritor también ha representado un mazazo para Antoni Marí Marí, delegado d'Educació en las Pitiüses: «Todavía no me había podido rehacer de la muerte de Joan Marí Cardona cuando se nos va un maestro de las letras catalanas, un verdadero patriarca de nuestra lengua y cultura». Para Marí, Villangómez era un «personaje que mantuvo encendida la llama de la cultura de esta tierra durante todo el siglo XX». Como profesor, Antoni Marí recomendaba desde hace 20 años a sus alumnos que leyeran «L'any en estampas», donde el escritor brillaba con su prosa poética: «Refleja la Eivissa de los años cincuenta y sesenta, la de una isla que todos llevamos en el corazón».
Desde Salamanca, el poeta leonés Antonio Colinas, estrechamente ligado a la isla y cuya amistad con Marià Villangómez comenzó hace veintiun años, consideró la luctuosa noticia como «una gran pérdida para Eivissa, para su cultura, pero se pierde también a una excelente persona, muy dialogante y que hizo siempre gala de una gran cortesía». Colinas recordó que la última vez que vio a Villangómez fue el pasado verano. «Recuerdo momentos especiales vividos junto a él, como las tertulias en la cafetería Milán junto a él y Cosme Vidal, o las reuniones que mantuvimos mientras elaboré la traducción de su poesía para una antología».
El pintor Rafel Tur Costa, apenado, recordó la amistad que le unía al poeta (que hizo varias críticas sobre su obra) y subrayó la gran pérdida que supone su muerte para las letras catalanas: «Era el poeta emblemático del siglo en las Pitiüses, el más importante en catalán por su dominio del lenguaje y su riqueza de vocabulario».