El pesar por su pérdida, poesías y la música de Vivaldi, que lo acompañó cada día en los últimos tiempos, despidieron ayer a Manuel Padorno, el poeta de la luz, que deja su legado a Canarias y sus enseñanzas a su familia, que quiso destacar del escritor el ser «maravilloso que era».
«Se ha muerto nuestro padre, ha sido poeta, pintor, académico e intelectual, pero sobre todo hay que destacar la maravillosa persona que era y el referente que ha sido y será para nosotros», manifestó Daniel Ibarzábal, portavoz de la familia, durante la capilla atlántica que permaneció abierta hoy durante cuatro horas para dar el último adiós al literato fallecido.
Josefina Betancort, esposa de Manuel Padorno, quiso llamar al entierro tributad ayer despedida atlántica, y no ardiente, porque su marido era el poeta del mar y de la luz.