Dos músicos comprometidos con la música más actual, el compositor Tomás Marco, que este año celebra su 60 aniversario, y el director de orquesta Arturo Tamayo, ganaron ayer el Premio Nacional de Música 2002, que otorga el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Ambos premios, el de composición y el de interpretación, están dotados con 30.050 euros (cinco millones de pesetas). El jurado, presidido por Andrés Amorós, ha valorado en Tomás Marco «la riqueza de su trayectoria musical, ratificada y renovada en su producción más reciente». De Arturo Tamayo se ha tenido en cuenta «su gran contribución a la difusión internacional de nuestra música».
Para Tomás Marco, nacido en Madrid, donde estudió violín y composición, además de Derecho, el premio es un regalo de cumpleaños, en un año en que ha celebrado con numerosos actos su 60 aniversario. «Es un premio muy importante, al que uno no se presenta. Es de agradecer, y mucho, que un grupo de personas se hayan acordado de mí y decidido concederme este galardón. Alumno, en Francia y Alemania, de compositores de la talla de Boulez, Stockhausen, Ligeti o Adorno, entre otros muchos, Marco ha compaginado la composición y la crítica musical con la dirección de programas musicales en Radio Clásica y la docencia, en la UNED, entre otras actividades.
Marcó apuntó ayer que las orquestas españolas tienen todavía con la música contemporánea «una asignatura pendiente. El panorama ha cambiado mucho, a mejor, en estos últimos años, pero todavía no programan demasiadas obras», destacó. Una opinión que comparte Arturo Tamayo, el otro galardonado. «El repertorio contemporáneo es el gran olvidado por las grandes orquestas», dijo desde Viena el director de orquesta, nacido también en Madrid.