La Sala de Cultura de «Sa Nostra» acogerá a partir del próximo día 27 una exposición del prestigioso artista británico David Nash. Para su primera muestra en la isla, este creador inglés residente en Gales presentará una selección de sus esculturas y dibujos en los que la naturaleza, a través de los árboles del bosque y sus posibilidades expresivas, es la materia prima para un mundo particular pleno de sugerencias y simbolismo.
David Nash (Surrey, 1945) realizó estudios básicos de arte en Kingston College of Art, ampliando su conocimiento de pintura y escultura en Brighton y Chelsea. A finales de los 60 se traslada a Gales, donde trabaja con el Economic Forestry Group, da clases de pintura y comienza a trabajar en sus creaciones sobre el árbol vivo, tratando «de someter el conocimiento de la naturaleza a su práctica artística», como ha señalado sobre su trabajo la crítica de arte Liliana Albertazzi.
En 1973 Nash se traslada a París, donde entabla conocimiento con Brancusi, uno de sus escultores favoritos, volviendo cuatro años más tarde a Inglaterra dando clases en la universidad de Liverpool y otras. En los 80 marcha a los Estados Unidos presentando sus trabajos en destacadas galerías de todo el país y probando nuevas técnicas y métodos artísticos en bosques y parques naturales de varios Estados. Desde entonces su reputación como artista ecológico preocupado por las posibilidades del bosque como instrumento para un arte original e impactante no ha dejado de crecer hasta la actualidad.
Como podrá comprobarse en la exposición que la Sala de Cultura de «Sa Nostra» acogerá desde el próximo día 27 al 26 de marzo., David Nash sigue inmerso en la constante de su camino de observación de la naturaleza. Tallas de troncos de árboles que el viento o el tiempo tumbó; de aquéllos que enfermaron o de los que envejecieron sin remedio y que gracias a su mirada y a sus manos nunca mueren, sino que siguen su camino hacia la espiritualidad de la obra de arte.
En su esculturas, completadas con dibujos alusivos a su método de trabajo de cada pieza, la madera continúa modificándose hasta al año y medio posterior a su creación, el tiempo necesario para evacuar toda la humedad del árbol. Completando el proceso con la utilización del fuego, con el que logra efectos inquietantes y de gran efecto.