El cineasta británico Ken Loach, cuyas películas se caracterizan por su componente de compromiso, afirmó ayer que «siempre es buen momento de formularse preguntas difíciles y ser subversivo», en tiempos «en los que sube la temperatura política».
Loach, que rueda en la localidad malagueña de Nerja parte de su próxima película, «A fond kiss» («Un beso cariñoso»), explicó que ésta es una historia «sobre la relación entre dos personas de culturas diferentes» que tiene un componente social porque sus protagonistas «viven en el mundo contemporáneo, con las presiones que ello tiene».
A juicio del director, la religión y la cultura suponen «barreras que no son necesariamente insalvables», aunque se trata de «fenómenos arraigados durante siglos y quien quiera cambiar algo debe ser muy fuerte para conseguirlo». Loach, que no cambia el acento de los actores al rodar abogó por «preservar la herencia cultural mediante el idioma» y se mostró «totalmente a favor de los subtítulos» y en contra de la «estandarización».