Cuesta creer que sea tan difícil que la compañía de Antonio Márquez baile en Eivissa, isla de la que lleva triunfalmente su nombre por todo el mundo. Porque aunque naciera en Sevilla, aquí fue donde se formó (de la mano de Paco Torres) y de aquí salió hace justo 22 años para formar parte del Ballet Nacional. «Me encantaría volver a bailar en la isla con toda mi compañía. De hecho lo he intentado varios años, incluso reservando fechas. Pero no sé, parece que es bastante complicado venir a Ibiza; no se ponen de acuerdo. Y no es por el tema económico, porque veo que aquí traen a casi todo el mundo, aunque sea más bien en salas de fiestas», explicó ayer a Ultima Hora Ibiza y Formentera el bailarín-bailaor.
Pero Márquez tiene claro que por respeto a su arte y a su compañía, para volver a bailar en Eivissa necesita unas condiciones razonables: «Evidentemente, lo que siempre exijo por mi parte es una escena mínima para poder ofrecer toda esta compañía, tan grande y disciplinada. Ten en cuenta que siempre me gusta presentar mis espectáculos muy bien. Pero vamos, hay buenos sitios en la isla para hacerlo, porque ya lo he hecho antes y resultó muy bien. Sería una pena no volver a la isla ahora que se va a cumplir el décimo aniversario de la compañía, el próximo año».
En cualquier caso, es un buen momento para ver el nivel que ha alcanzado la compañía de Antonio Márquez; unas cotas que llaman la atención. «Acabo de llegar de Japón, en el estreno allí de la compañía y ha sido todo un exitazo. Ya tenemos contrato para el 2004 y 2005», apuntó. Pero uno de los éxitos que más agradece es el que, por segundo año consecutivo, su compañía haya obtenido en el exigente Festival Flamenco de Jerez de la Frontera el premio de crítica y público al mejor espectáculo. «No es nada fácil, te lo aseguro, porque por allí pasan todos los mejores. Este año, la Yerbabuena, Canales, el Amargo, Sara Baras, Farruquito, Manuela Carrasco...». Y, con cierta modestia, el bailaor apunta una posible explicación: «Creo que la razón de nuestro éxito puede ser porque el público ya está un poco harto del flamenco tan repetitivo que se hace hoy; todo el mundo lo mismo. Y echan de menos la escuela clásica flamenca».