Formado en la escuela del impresionismo, estilo en el que ha desarrollado su pintura, Adrián Rosa viene realizando hace algún tiempo una serie de dibujos que sólo conocen sus amigos, pues no tiene intención de exponerlos. «Me atrae hacer cosas que se han practicado en el siglo XX, como el expresionismo y el surrealismo. Del 75 al 85 hice muchos dibujos surrealistas, y en los últimos años me gusta dibujar por las noches algunas series sobre lo que veo con una expresión acentuada», explicó a este periódico. «A ello ayuda el que no tenga en casa televisión, algo que celebro bastante», añadió.
Las tres series en las que más ha trabajado son sobre el jazz, el flamenco y la gastronomía. «El jazz es una música muy fuerte y expresiva que me va muy bien para captar la energía y la actitud de sus intérpretes. El flamenco lo conozco un poco porque toco la guitarra. En cuanto a la gastronomía, es que me da mucha risa. Yo no como mucho, pero me divierte ver a los otros cómo disfrutan y engordan; todo un espectáculo que también merecía una serie», ironizó el veterano pintor.
Pero hubo otra con un móvil más serio, la tortura. «Fue para protestar, junto con otra serie sobre la pena de muerte; porque pensé que debía mostrar mi compromiso con el sufrimiento, ya que en mi obra solo suelo expresar la belleza que me rodea. La idea era hacer una larga serie y exponerla para concienciar también a los demás sobre esa lacra de nuestra sociedad, incluso en países que se dicen democráticos; pero sólo hice cuatro dibujos, era muy doloroso sentir esa empatía necesaria para reflejar el tema con la fuerza necesaria», concluyó Rosa.