Su espíritu libre y su profunda mirada cervantina han llevado ayer a Rafael Sánchez Ferlosio a ser galardonado con el Premio Cervantes 2004, el más prestigioso de la literatura en lengua española. El jurado, que adoptó su decisión por mayoría, eligió a Sánchez Ferlosio por ser «un gran novelista y ensayista, un soberano escritor. Sus ensayos son piezas literarias y ejemplo de la mejor escritura que se hace en lengua castellana», según dijo Víctor García de la Concha, presidente del jurado del premio y director de la Real Academia Española. «No ha sido fácil, porque ha habido candidatos excelentes, pero hay que elegir», matizó García de la Concha, quien destacó la importancia de toda la obra del escritor, «no sólo sus primeras novelas, que llegan a ser hoy lecturas escolares, sino hasta su último trabajo, algo que indica su capacidad de renovación e innovación».
Entre los finalistas a los que el presidente del jurado se refería, pero sin dar nombres, aunque éstos fueron confirmados a Efe por otros miembros del jurado, figuraban el poeta leonés Antonio Gamoneda y el novelista catalán Juan Marsé, uno de los eternos candidatos al Premio Cervantes, así como el novelista y economista José Luis Sampedro. Los dos primeros partían como favoritos para esta edición del llamado Nobel de las Letras hispanas, donde volvió a figurar también la escritora Ana María Matute.
También formaron parte del jurado Gonzalo Rojas, ganador de la pasada edición del Cervantes; Luis Mateo Díez, Clara Janés, Olvido García Valdés, Javier Cercas, Josep Ramoneda, Fernando Savater, Elena Poniatowska, Bruno Rosario Candelier y José Carlos Rovira. La ministra de Cultura, Carmen Calvo, señaló que se trata de «un extraordinario Premio Cervantes» y que se puede considerar «un buen prólogo» para la celebración del IV Centenario de la publicación del Quijote.