LUIS MORENO
Federico Gallego Ripoll (Manzanares, 1953) acaba de ganar el XV Premio Internacional San Juan de la Cruz con «La torre incierta», un libro que refleja la intimidad del hombre frente al faro que es la vida. El jurado, en el que figuraba Antonio Colinas, justificó la elección por ser una «obra apasionante, vibrante y bien estructurada». El autor asegura que Eivissa y Formentera están de alguna manera presente en su obra, reconocida con premios como el Barcarola, el Jaén o un accésit del Adonais, entre otros.
-Ha comentado que ha escrito poemas inspirados en Eivissa y Formentera.
-Desde tierra firme, estas islas son el nacimiento de la luz, el este, la mañana. Es la huida, el renacimiento. En un momento personal de intensa crisis, Eivissa fue la llave y la clave, la puerta abierta para reencontrar la vía de la palabra y la vida.
-¿Qué sitios le inspiran de Las Pitiüses?
-Mi libro 'La sal' está prácticamente escrito des, para, por e
-incluso- a pesar de estas islas. Es Vedrà, Botafoch, La Mola, La
Sabina... son la sustancia de que están hechos los versos Cada
libro tiene un nombre oculto, como un amante secreto, algo que se
intuye pero no se evidencia. Eivissa y Formentera son el nombre
oculto de este libro. También en 'La torre incierta' hay un poco de
estas dos islas; algún poema nació aquí.
-Vive actualmente en una isla; ¿está por eso apartado de los círculos literarios?
- Los círculos no me liberan, me encierran. La idea de isla me refuerza el concepto de independencia y de libertad. Sólo la cortedad de miras y la ruindad 'aíslan' realmente a las personas.